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Crítica:IV Festival de Jazz de Madrid
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La noche en que reinó Corea

Carles Benavent. Farrell Henderson. All Stars. Gary Barton-Chick Corea. Festival Internacional de JazzPalacio de los Deportes. 29 de octubre de 1983, Madrid

Nadie quiera ver en el título un intento de reverdecer antiguas épocas de guerra fría. Bastante tenemos con la que vivimos. Simplemente, es que la quinta noche del festival de jazz de Madrid estuvo marcada por el signo de Chick Corea. En casi todos los festivales hay una noche así y seguirá habiéndolas, mientras Mr. Corea siga llenando los auditorios.

Aparte, claro, de estar Corea in person en el programa, en los otros grupos estaban músicos que han tocado con él. En el primero, nada menos que el jefe, Carles Benavent, bajista preferido del caballero cuándo le da por esas excursiones flamencas que a servidor cada vez le recuerdan más a Felipe Campuzano. Con Benavent estuvo buena gente, en especial Jorge Pardo, que tocó un poco la flauta y el soprano curvado, y se batió el cobre lucidamente, con Tito Duarte al saxo tenor.

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En el segundo grupo estaban dos saxos que han contribuído también a aventuras de Corea: Joe Henderson -véase, por ejemplo, el disco Mirror, mirror- y Joe Farrell -citemos, también por ejemplo, sus contribuciones a Mad Hatter o Friends-. A estos se les notó menos la huella coreana; son gente con su propia identidad y su propia música, aunque se permitan alguna excentricidad, y pienso, sobre todo, en Farrell. En fin, que la música de Henderson y Farrell no se metió en berenjenales y contó con buenos apoyos en otro saxo más, Bob Berg, y en George Cables, pianista menos renombrado que Corea, pero, a mi juicio, bastante mejor. El bajista Herbie Lewis es firme compañero pero solista poco variado. Louis Hayes estuvo eminente a la batería. Contra todo pronóstico, Farrell tocó solamente el tenor.

En el último grupo vino el propio divo en persona, y en una de sus más celebradas asociaciones musicales, con el viobrafonista Gary Burton. Más que dos músicos de instrumentos distintos, parece este tandem un dúo de pianista y, si me apuran, hasta resulta más pianístico Gary Burton. Desde luego, lo que sí resulta Burton es más jazzman. Porque Corea, en sus solos, se pone en estos conciertos en plan paderewski, ya ven ustedes.

Lo del cuarteto de cuerda, pues, debe ser idea de Corea, y perdonen el ripio. Desde luego, a las dos violinistas ya las hemos visto con él. De los otros dos, no sabría qué decirles, pero es probable. Al fin y al cabo, parece que todo el mundo ha tocado con Chick Corea.

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