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Declaran desierto el premio de cine de la Generalitat

El premio de cinematografía de la Generalitat al mejor largometraje fue declarado desierto. Los premios de la Generalitat al cine catalán se concedieron el pasado miércoles, durante una fiesta a la que asistió Pilar Miró, directora general de Cinematografía. Las tres películas que optaban a este premio eran Hèctor, Que nos quiten lo bailao, ambas valencianas, y El viatge a l'útima estació (El viaje a la última estación). Este premio estaba dotado con cinco millones de pesetas. Antoni Ribas, director de Victòria! -película que no fue designada como finalista-, fue premiado por la mejor obra cultural en favor del cine.En los pasillos del hotel donde se celebraba la fiesta de concesión de los premios se comentaba ayer la ausencia de Victòria!, de Antoni Ribas -cuyo sistema de producción, a base de un numeroso accionariado, resulta atípico y no estrictamente industrial- en la lista de filmes finalistas y el que, a cambio, figurara su director entre los finalistas al premio a la aportación cultural. Con todo, la ausencia de la película en la tema finalista queda compensada por el proyecto de apoyo crediticio a la productora de la misma.

En el caso de Bearn, de Jaime Chávarri, tampoco incluída en la terna finalista, se especulaba que el carácter no catalán del equipo técnico y artístico, a pesar de serlo su productor y el tema, habían restado puntuación a la misma.

Algunos miembros del jurado de los premios de cine de la Generalitat estaban molestos porque en la lectura del palmarés no se había dado publicidad al acta. En la misma se especificaba que, por mayoría, el jurado había considerado que la tema selecionada por un pre-jurado no era representativa de la producción catalana de los últimos doce meses y se proponía, por unanimidad, repartir la dotación del premio, cinco millones de pesetas, para ayudar a la producción catalana. Al darse a conocer la decisión del jurado del premio al mejor largometraje, una gran mayoría de los asistentes abucheó el veredicto mientras una minoría, de pie, lo aplaudía. En los pasillos de la fiesta se comentaba que la decisión del jurado suponía una clara descalificación de la terna elaborada por el pre-jurado, terna en la que no figuraba, por ejemplo, Bearn de Jaime Chávarri. Un sector opinaba que, al margen de la calidad individual de las películas de la terna, declarar desierto el premio al mejor largometraje daba la imagen de que el cine catalán no había producido ninguna película digna de ser premiada en 1982. Quienes aplaudieron la decisión del jurado consideran que es honesto no dar una imagen falsamente optimista de un panorama de la producción tan modesto. El responsable de Cultura de la Generalitat, Max Cahner, cerró el acto con un breve discurso en el que consideró lo sucedido como un intermedio a un reto que debe quedar solucionado en 1984, comentaba, posteriormente, a algunos invitados su desacuerdo con la decisión del jurado.

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