Reforzamiento del control gubernamental sobre la cúpula militar

El Consejo de Ministros acordó ayer inesperadamente enviar a las Cortes un proyecto para modificar algunos artículos de la Ley Orgánica que regulan los Criterios Básicos de la Defensa Nacional y la Organización Militar, norma fundamental en el área de la defensa. Esta reforma, la primera de relevancia que acomete el actual titular de Defensa, afectará al Títuto 1 de la ley aprobada en julio de 1980, y con ella se pretende reforzar el control del presidente del Gobierno y del ministro de Defensa sobre la cúpula militar de mando. Servirá, entre otras cosas, para restar posibilidades a los partidarios de la denominada autonomía militar frente al poder civil.Uno de los principales objetivos de la reforma, cuyo contenido concreto no quiso desvelar ayer el Ministerio de Defensa, es la modificación de la estructura y funcionamiento internos de la Junta de Jefes de Estado Mayor (JUJEM), integrada por los jefes de los Estados Mayores de los tres ejércitos, más un presidente, que con la reforma será sustituido por un denominado Jefe del Estado Mayor de la Defensa, dependiente directamente del ministro de Defensa.

En la actualidad, a la JUJEM, como "órgano colegiado superior de la cadena de mando militar de los ejércitos" le corresponden, entre otras, las competencias de asesorar en la elaboración de la política militar y proponer el Plan Estratégico Conjunto que debe ser aprobado por el Gobierno. Las decisiones que adopta este órgano deben ser colegiadas y, en caso de no llegar a un acuerdo, "el asunto, con las divergencias existentes, será sometido al presidente del Gobierno", de acuerdo con el real decreto 11/1977, de 8 de febrero. La JUJEM, además, depende ahora del presidente del Gobierno, "quien ejerce su autoridad a través del ministro de Defensa". Respecto a la dependencia de la JUJEM del ministro, la legislación actual dice que el titular de Defensa "dispondrá" de la JUJEM para ordenar y coordinar la política de defensa.

Estas circunstancias hacían que, por un lado, la JUJEM fuera muy poco operativa, ya que cada uno de sus miembros defendía los intereses particulares del ejército correspondiente y era muy difícil llegar a acuerdos colegiados, sobre todo cuando se discutía el reparto de los presupuestos. Igualmente, la excesiva dependencia del órgano colegiado del presidente del Gobierno hace que el papel del ministro de Defensa quedara en entredicho en ocasiones y, de hecho, altos cargos del departamento continúan afirmando que existen tres ministerios de Defensa -uno por cada ejército- y no un único departamento ministerial.

En este sentido, la reforma supone un paso fundamental en la creación de un auténtico Ministerio de Defensa, cuyo titular controlará más directamente los tres ejércitos, a través del Jefe del Estado Mayor de la Defensa. La JUJEM mantendrá seguramente su actual nombre, pero los tres jefes de Estado Mayor de los ejércitos expondrán sus planes y programas al Jefe del Estado Mayor de la Defensa y éste elevará sus conclusiones al ministro de Defensa. Asimismo, en caso de guerra el Jefe del Estado Mayor de la Defensa asumiría el papel de comandante jefe de los ejércitos, mientras en época de paz no mantendrá un puesto operativo o de mando directo sobre tropas. En época de paz, los jefes de Estado Mayor de cada ejército mantendrán el mando operativo supremo sobre sus propios ejércitos.

No obstante, el papel del Jefe del Estado Mayor de la Defensa no será eficaz hasta que el Gobierno no elabore su propia política militar, cuya realización corresponderá directamente al ministro de Defensa y al Jefe del Estado Mayor de la Defensa. Éste, además, asumirá competencias de Estado Mayor Conjunto de la JUJEM (EMACON) y de la actual Subsecretaría de Política de Defensa, que muy probablemente desaparecerá.