Los países europeos presionan a Argelia para reducir los suministros de gas natural pactados
Mientras el Gobierno español negocia, sin éxito aparente hasta la fecha, limitar las compras de gas natural acordadas con Argelia, los principales países europeos consumidores de gas han abierto negociaciones técnicas con el Gobierno de Argel para reducir, sin mucha publicidad, los suministros previamente establecidos en acuerdos políticos bilaterales. Bélgica, el primer país que firmó un acuerdo de este tipo hace dos años, acaba de alcanzar un acuerdo tácito con Argel para limitar sus compras en un 40%.
Fuentes energéticas españolas informan que tras los esfuerzos de los países europeos, entre los que se encuentran Francia e Italia, y una vez que Bélgica haya alcanzado sus propósitos, se esconde la seria preocupación de los responsables de la política energética ante la falta de competitividad del gas argelino frente a otras energías, lo que ha provocado una fuerte reducción de los consumos gasísticos en las naciones importadoras.Ante la aparente imposibilidad de modificar el precio, a lo que se niegan rotundamente los argelinos, los países europeos han optado por reducir las cantidades de gas establecidas en los acuerdos bilaterales, aun cuando el Gobierno argelino mantiene que la cláusula take or pay, habitual en todos los contratos firmados con Argelia, fuerza a los importadores a retirar la totalidad de las cantidades acordadas o, en su defecto, pagarlas.
El acuerdo establecido a principios de este mes por Bélgica permitirá a la compañía gasística de dicho país, Distrigaz, reducir en un 40% en los años 1984 y 1985 los 25.000 millones de termias comprometidos en los acuerdos políticos de 1981. El entendimiento tácito entre Argelia y Bélgica no importe a este país ninguna concesión aparente, pese a que el acuerdo incluye, como los firmados con Italia y Francia, la cláusula take or pay.
Bélgica, aparentemente, busca también reducir a la mitad las cantidades que debe retirar a partir de 1986 y que se elevan a 50.060 millones de termias. Hasta el 30 de septiembre, Distrigaz había conseguido obviar el exceso de suministros por medio de un acuerdo con Gaz de France, la compañía gala de gas natural, según el cual Bélgica vendía, a los franceses 10.000 millones de termías de gas argelino. El acuerdo no pudo ser prorrogado por parte francesa, precisamente como consecuencia del exceso de suministros acordado a su vez por su compañía.
Suprimir las subvenciones
Por otro lado, en medios energéticos internacionales se ha podido saber que el Gobierno francés se encuentra estudiando la posibilidad de dar por coricluida la subvención con la que premiaba a Gaz de France por adquirir gas argelino.
El subsidio, impuesto por las condiciones leoninas contenidas en el acuerdo firmado con Argelia, se elevaba al 13,5% del precio de la termia de gas y permitía que el gas natural de procedencia argelina fuera rentable para los consumidores.
La decisión de retirar este subsidio parece obedecer a las presiones comunitarias, que consideran que subvencionar determinados consumos energéticos es una práctica inusual que viola los acuerdos de libre competencia de la CEE. Por el momento, el subsidio del 13,5% no se encuentra en la partida presupuestaria, correspondiente al ejercicio próximo, del Ministerio de Asuntos Exterios, que es el que está obligado a pagarla por haber firmado el acuerdo con Argelia.
El caso italiano, aunque diferente de los anteriores, es muy similar en cuanto a las causas. Italia debe adquirir 7.000 millones de metros cúbicos de gas argelino (70.000 millones de termias) el año próximo y debía estar retirando 40.000 millones este año vía el gasoducto siciliano. Pese a una cláusula de flexibilidad, que le permite reducir en un 14% estas cantidades, se tiene la impresión de que los italianos no podrán cumplir sus compromisos debido a que la red de gasoductos italiana aún no llega a Roma y la construcción de la misma está muy retrasada.
En medios energéticos informados se apunta que tanto Italia, que ya ha informado a Argelia de sus previsibles problemas, como el resto de los países europeos se han dado cuenta de, que el gas argelino, a los precios políticos impuestos por Argelia, no es competitivo, especialmente en unos momentos en que el precio del crudo se estabiliza a la baja. Según estos medios, el Ministerio de Industria y Energía, que negocia en solitario con Argel, debía tomar buena cuenta de esta situación antes de comprometerse con los argelinos en un nuevo acuerdo que, según esta opinión, corre el riesgo de caer en los mismos errores que los países europeos mencionados.
En la última ronda negociadora, celebrada a primeros de octubre en Argel, el ministerio de Industria propuso reducir las cantidades pactadas en 1974 (45.000 millones de termias), pero acepliando el llamado precio francés, precisamente el que ha originado a los europeos problemas en la demanda. Para los citados medios, de aceptarse ese precio, el Gobierno tendría que subvencionar fuertemente el consumo de gas natural, en un momento en que sobra oferta energética.
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