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Piden la amnistía fiscal para los coleccionistas españoles de arte en un debate sobre la ley del Patrimonio

Sectores afectados expresan sus criterios en una serie de discusiones

Una propuesta de amnistía fiscal para todos aquellos coleccionistas de obras de arte que durante los últimos años no han declarado sus pertenencias fue formulada anteayer en el curso de una mesa redonda so e patrimonio artístico y propiedad privada celebrada en el Círculo de Bellas Artes ciclo destinado a debatir el contenido de la ley del Patrimonio. Estas reuniones, organizadas por el Ministerio de Cultura, se prolongarán hasta el próximo mes de diciembre a fin de que todos los sectores afectados puedan hacer sus sugerencias.

Los encargados de definir los límtes de la propiedad privada en cuestiones de arte fueron Javier Flores, historiador, Alberto Ballan, coleccionista y notario, Alfonso Pérez Sánchez, director del Museo del Prado, Edrnund Peel, rector de Sothebys's en España, Juan Ignacio Macua, comunicólogo.La conclusión general -obtenida a partir de los lógicos distintos puntos de vista de los participantes- fue que el contenido de las colecciones de arte privadas es totalmente desconocido y que las transacciones comerciales que con ellas se realizan son igualmente oscuras. Y como único responsable de esta situación se denunció a la reforma fiscal de Francisco Fernández Ordóñez, a quien se le cargaron todo tipo de responsabilidades_desde la escasez de donaciones hasta la inexistencia de un verdadero catálogo de obras de arte. Javier Flores hizo un breve repaso histórico de la legislación existente sobre el tema para, después de alabar la todavía vigente o normativa de 1933, criticar la firma del ex ministro de Hacienda: "Es una ley técnicamente inalcanzable; es una reforma que hace más daño que bien y que ha asustado a los coleccionistas hasta punto de llegar a ocultar contra viento y marea sus pertenencias". "Las obras de arte deben tener un impuesto por su compra o venta, pero no por su tenencia propuso Flores, "pero tal como estan las cosas, la gente oculta o evade sus obras de arte porque la reptación de una ley no supone in cumplimiento, y eso es lo que ha ocurrido con la reforma fiscal-. Alguna afirmación, ciertamente sorrprendente ("un particular puede quemar su obra de arte", o debe permitirse a los coleccionisstas el pago de impuestos con obras de arte", llegó a decir Javier Flores, desencadenó una fuerte polémica entre sus compañeros de esa y entre el público asistente al acto.

Pagar con pan

Juan Ignacio Macua rechazó de plano esta última petición del ponente. "Es tan absurdo como pedir que los panaderos paguen sus impuestos con pan o que los carboneros lo hagan con carbón. Pero además, ¿quién es artista?, ¿Quién elige las obras con las que pagar? El Estado o el propio artista? Una solución de estas características sólo vendría a complicar más el panorama".El director del Museo del Prado, Alfonso E. Pérez Sánchez, intentó centrar el tema diferenciando las distintas actitudes que ante ste tema mantienen los coleccionistas respecto a sus herederos, porque mientras que aquéllos tienen una actitud colaboracionista con el Estado y son los primeros en facilitar la exhibición de las obras y preocuparse de su conseración, los segundos tienen una actitud mercantilista con la colección heredada. Pérez Sánchez añadió que se produce un serio abuso de la propiedad privada entre la mayor pare de los coleccionistas, "quienes hacen un voluntario toreo a los investigadores. Hay párrocos, preáilentes de cabildo o cualquier coleccionista", prosiguió, "que de nanera caprichosa abren sus puertas sin atenerse a normas de ninguna clase. Y si esas condiciones de colaboración no son respetadas, no cabe pedir favores fiscales".

Otro tema planteado por el ponente, Javier Flores, fue la reducción de un 15% para aquellos colecionistas que donen obras de arte al Estado, según se establece en la criticada reforma de Fernández Ordóñez. Flores dijo que esa medida tacaña y cicatera, y ninguno de los presentes consideró suficientemente generosidad de la medida, reconociendo la necesidad que la futura ley de Patrimonio amplíe la generosidad de la medida.

Alberto Ballarín, notario y coleccionista de arte, pidió que la nueva Ley del patrimonio modernice el texto de 1933, "con un respeto total a la propiedad privada, a que lo contrario sería inconstituonal". Pidió también que se regun las obligaciones de los colecionistas respecto a la sociedad. En ningún caso podrán quemar ls obras", dijo contestando a Javer Flores, "sino que, por el contrariola nueva Ley deberá acentuar el pecto social del arte a la ez que se deben establecer las protrecciones fiscales correspondientes".

El director de Sotheby's en España informó de que en Inglaterra el coleccionista no para impuestos, y que las colecciones y objetos artísticos se transmiten de padres a hijos. Sin embargo, cuando uno de estos propietarios pretende vender, el Estado le cobra todos aquellos impuestos que ha dejado de percibir por las transmisiones familiares. La cantidad es tan alta, que el Estado se queda con las colecciones porque su venta es imposible.

Con una solución semejante se evitaría uno de los hechos denunciados por el director del Museo del Prado: la venta de objetos de arte fuera de los circuitos convencionales, ya que parece ser que las galerías de arte están quedando fuera de toda transacción comercial de carácter artístico. Con esta medida y otras parecidas, se podría elaborar un catálogo, hasta ahora inexistente, de obras de arte. Ese catálogo sería controlado desde el Ministerio de Hacienda, única fórmula posible de acotar el mercadop de los coleccionistas, según concluyeron los participantes en la mesa redonda.

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