El estilo bufo italiano y el casticismo en el 'género chico'
Los nombres de Barbieri y Bretón significan mucho más que dos capítulos principales en la historia de la Zarzuela. Con Barbieri nace el nacionalismo casticista y se apunta el más avanzado y trascendente. No en vano, Manuel de Falla -no tan entusiasta de la zarzuela como suele afirmarse- hacía excepciones y el autor. de Gloria y peluca era la primera y más alta.En fin, Barbieri, como Giménez, Gaztambide o Bretón, protagonizan en su calidad de directores, la creación del ambiente sinfónico madrileño. En cuanto al autor de La verbena de la Paloma, bastaría recordar que, fue el patrocinador de Falla en sus primeras apariciones públicas, para valorar con justicia la importancia de su figura.
Gloria y peluca, de Villa del Valle, y Barbieri y La vebena de la Paloma, de Ricardo de la Vega y Tomás Breton
Intérpretes: Belén Genicio, Carlos Chausson, José Bódalo, José Luis Cancela, Antonio Ordoñez, Carmen Cinovas, Joaquín Molina, Natalia Duarte, Tote García Ortega, Angeles de las Heras y Mercedes Hurtado. Coro: José Pereda. Orquesta: Sinfónica de Madrid. Coreografía: Alberto Lorca. Escenarios: Wolfgang Burmann. Figurines: Elisa Ruiz. Dirección escénica: José Luis Alonso. Dirección musical: Benito Laurel. Teatro de la Zarzuela. 10 de octubre.
Conviene recordar todo esto a la hora de comentar las dos obras con las que el teatro de la Zarzuela ha inaugurado su nueva temporada, dignas por sí mismas del puesto que ocupan sus autores en la historia de nuestro teatro musical. Gloria y peluca es una muestra resumida del estilo bufo italiano imperante a mediados de siglo en la ópera rossiniana y, a la vez, anuncio del españolismo nacionalista que desarrollará más tarde el mismo Barbieri y sus continuadores. Poco hay que decir de La verbena de la Paloma, pues se alza como una obra maestra absoluta de un teatro musical popular.
En una pieza como en otra, en la tonadillería bufa de Barbieri o en el sainete realista de Ricardo de la Vega y Bretón, campea, sobre la agudeza de ingenio y la natural asunción de tipos y ambientes de la época, el "goce del oficio", el cuidado por la obra bien hecha.
Son necesarios para resaltarmuchos aciertos: los hubo, sin cuento, en la presente ocasión, en lo escénico como en lo musical. Ahí está el trabajo perfecto de Carlos Chausson en el peluquero-compositor de Gloria y peluca; la impresionante cantaora de Natalia Duarte en La verbena, la excelente "señá Rita" de Carmen Sinovas, el sobrio y justo "don Hilarión" de José Bódalo o el mejor cantado que interpretado "Julián", de Antonio Ordóñez.
Benito Lauret, en la dirección musical, aseguró un rendimiento de gran brillantez por parte de todos los elementos, entre ellosel coro que tan bien trabaja José Pereda. Por lo demás, sería necesario citar con Belén Genicio a cuantos lograron en las dos obras, una tónica global de teatro estable y normalizado. Para mí, este es el mejor elogio entre nosotros y en materia lírica: la calidad hecha hábito.
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