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La entrega de Francia a Irak de cinco aviones Super Ètendard hace temer un recrudecimiento de la guerra en el golfo Pérsico

Cinco aviones Super Ètendard, capaces de lanzar misiles Exocet, despegaron la noche del viernes de la base aeronaval francesa de Landivisiau (Bretaña) con dirección a Irak. La noticia parece confirmarse, aunque el Gobierno francés no se pronunció en un sentido o en otro. Estos aparatos, oficialmente prestados por Francia a Irak, tenían que haber sido entregados el pasado mes de septiembre. Los expertos consideran que pueden influir en el desarrollo de la guerra Irán-Irak, y existe el temor de que provoquen una generalización del conflicto en la región, con las consiguientes consecuencias para el abastecimiento de petróleo a Occidente.

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Al parecer, el viernes pasado, antes de volar hacia Irak, los cinco Super Ètendard hicieron escala en una base aérea del sur de Francia o en un aeropuerto corso. Aunque las autoridades no han oficializado el vuelo precipitado, y aunque se emplean todas las fórmulas o eufemismos de rigor en estos casos, en París se da por hecho el préstamo de Francia a Irak. Conviene recordar que a mediados de septiembre fue retrasado este envío de los cinco aviones de ataque debido a la avalancha de críticas extrajeras y en espera de que el presidente francés, François Mitterrand, hablara en la ONU y se entrevistara, la semana última, con los representantes de los 37 países africanos que participaron en la conferencia franco-africana de Vittel. Con sus discursos, Mitterrand ha intentado justificar su apoyo a Irak en la guerra de este país con Irán.

Temores occidentales

Algunas informaciones anunciaron ayer en París que el presidente irakí, Sadam Huseim, explicará también a la Prensa la semana próxima en Bagdad la significación de las ventas de armas a su país por Francia.

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Varios Gobiernos de Oriente Próximo, como algunos occidentales, han manifestado al Gobierno de Mitterrand sus temores de que el envío de armas a Irak y el consiguiente desequilibrio que éstas pudieran crear entre el potencial de los dos países beligerantes favorezcan el desencadenamiento de una guerra total en esta región del planeta, con graves consecuencias para el abastecimiento de petróleo a Occidente. Por su lado, los iraníes advierten a Francia que "nunca volverá a ver el color del petróleo".

El Gobierno de París dice que ayuda al país que desea la paz y además considera que el material militar en cuestión no modifica la correlación de fuerzas. Así lo explicó hace sólo tres días el primer ministro, Pierre Mauroy. En los medios oficiales se repite con insistencia que Irak es el único de los beligerantes que aceptó el proceso de negociación definido por las Naciones Unidas. Añaden los franceses que no hacen más que cumplir sus contratos.

Posibles condiciones

Francia mantiene amplias relaciones comerciales, en este sector armamentístico, con Irak, desde comienzos de los años setenta. A estas alturas ya empieza a ser incalculable el volumen de las deudas de Irak con Francia (se habla de 60.000 millones de francos, por encima del billón de pesetas), y si Husein perdiera la guerra frente a Jomeini, es muy probable que los franceses no cobraran nunca.

En el plano puramente militar, París afirma lo contrario, pero los entendidos mantienen que los cinco Super Étendard modifican la relación de fuerzas en favor de Irak. Algunos informadores, a este propósito, apuntan la posibilidad de que Francia haya exigido condiciones técnicas que le permitan un cierto control sobre las misiones de las armas vendidas a Irak.

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