Transportistas privados venden el agua a peseta el litro en los pueblos que sufren restricciones
La escasez de agua afecta a 10 pueblos madrileños, hasta el punto de que su situación ha sido clasificada como alerta roja por la Dirección Provincial de Protección Civil. Se trata de Pozuelo del Rey, Cenicientos, Rozas del Puerto Real, Santa María de la Alameda, El Vellón, Navalafuente, Oteruelo del Valle, Lozoya del Valle y dos pedanías de Lozoyuela (Navas del Rey y Sieteiglesias). Este estado de cosas se deriva de la sequía y de la deficiente infraestructura con que cuentan algunas localidades rurales. La falta de agua ha propiciado un mercado paralelo del líquido elemento, cuyo precio alcanza ya las mil pesetas por metro cúbico.
En algunos de los pueblos en alerta roja se ha comenzado a adquirir agua, principalmente para riego del césped, atención del ganado, llenado de piscinas particulares u otras necesidades, cuya cobertura no satisfacen las medidas de organismos oficiales, que en la mayor parte de los casos no pasan del abastecimiento elemental mediante cisternas.Los transportistas que se dedican a la venta de agua de manera particular han reconvertido camiones de la construcción o de otros usos en rudimentarias cisternas, con las que acarrean agua desde la capital a los pueblos más necesitados. El agua se paga a peseta el litro y, en general, esta actividad es bien acogida por los que la adquieren. Entre dejar que el ganado muera de sed o que se agoste definitivamente el césped, prefieren pagar un alto precio "durante unos meses, porque no hay otra solución". Según algunas autoridades locales consultadas, el comercio de agua en estos pueblos no reúne las características mafiosas que, al parecer, tiene en áreas extremeñas y andaluzas. "Pero es una de las picarescas que ya se están desatando", decía un alcalde.
Al este de Alcalá de Henares, cerca de la linde con Guadalajara y donde los llanos del Henares se resecan, está Pozuelo deI Rey, pueblo de unos 300 habitantes, que sufre restricciones de agua desde hace tres años y al que Protección Civil ha incluido recientemente entre los once municipios madrileños en situación de alerta roja. Unas cisternas del Canal de Isabel II abastecen de agua al pueblo, cuyos grifos sólo manan desde las 10 a las 14 horas.
Navalafuente, al norte de la provincia, cerca de la carretera de Burgos, es el único pueblo de la sierra sin conexión al Canal de Isabel II. "En vez de Navalafuente nos vamos a tener que llamar Nadadefuente, como a la Comunidad Autónoma no se le mueva el alma", dice su alcalde, Eduardo Hernando.
Una cisterna, costeada por la autoridad regional, realiza varios viajes al día para llenar el depósito del pueblo. Los grifos de las casas dan agua entre las seis de la mañana y las ocho de la tarde, "con un corte de tres horas en medio del día", explica el alcalde. Este caudal cubre las necesidades básicas de higiene y nutrición personal. El riego de prados, céspedes y algunos cultivos, así como la atención del ganado, se encuentra casi en total desasistencia.
Condenados a desaparecer
Los 250 habitantes de Navalafuente crecen en verano hasta el número de 3.500, por obra de la explosión urbana de la segunda vivienda que se inició en Madrid hace una década. Pero este crecimiento poblacional se halla "condenado a desaparecer de aquí", según el alcalde, "si esto del agua no se arregla".Más al norte, en Sieteiglesias, dependiente del Ayuntamiento de Lozoyuela, los vecinos se sorprenden de que Protección Civil haya anunciado que están en alerta roja. "Aquí no falta agua. Hace dos años sí faltaba, pero hace mucho tiempo que ya no hay problema".
Por el contrario, en Cenicientos, pueblo de 2.500 habitantes, se han secado los pozos y la situación es "extremada", según su alcalde, Ramón Ramos. Está prevista la construcción de la presa de Los Morales, en el término de Rozas de Puerto Real, que salvaría los problemas de agua de estos pueblos. Existe la promesa de que las obras empezarán dentro de dos meses, con un coste de 500 millones de pesetas.
Entre tanto, dos cisternas de 25.000 litros y de 16.000 litros, cuyos gastos costea la Comunidad Autónoma, cargan agua en el pantano de San Juan, "con permiso de la Confederación Hidrográfica del Tajo", y vierten en los depósitos del pueblo para dar servicio, "aproximadamente entre las 8.30 horas y las diez de la noche".
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