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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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Las mafias

Una cosa de la que se habla poco en España es de las mafias, o sea, de las mafias españolas. La mafia es como el "herpes del maricón" de toda sociedad capitalista. Una amiga mía me informa de que el herpes homosexual, en USA, se ha pasado ya a los decentes, a los honrados, a los machos, lo que es síntoma de que algún macho/macho ha prevaricado (es que ya no puede uno fiarse de nadie). El socialismo español tiene un proyecto regeneracionista, que va realizando como puede, y tiene un contencioso con el capital (lo de la Iglesia y los catecismos es cosa de poco momento), pero el socialismo gobernante español no puede luchar contra las mafias -que además, en España, evidentemente, son plurales-, pues que el acierto histórico de Mario Puzzo El Padrino y Marlon Brando está en revelarnos que la mafia es un machihembrado de delincuencia común y corrupción política. Hace su guerráy sus negocios en dos frentes. ETA, cuando cometió el error de adoptar estrategias mafiosas, perdió toda razón. Su catecismo (ahora está de moda la palabra) no era ya el de Marx ni el de Sabino Arana, sino el confuso e indeseable catecismo, escrito en mala jerga napolitana, de las mafias de Italia y América. Una organización que adopta procedimientos maflosos, quizá gane eficacia (dice Marías que nunca hay que escribir quizás), pero pierde credibilidad. Habla el secuestrador del padre de Julio Iglesias: "ETA se ha portado muy guarramente coninigo". Habla José Luis Balbín: "Hoy a mí, mañana a Guerra". Esto es presentar al Gobierno como una inquisición caprichosa de crímenes y castigos.Habla el ministro Barón: "Sé que me puede matar la mafia del transporte". O sea que no estoy escribiendo por escribir (aunque me encantaría). España es una manigua retostada de mafias ominosas. Por la duplicidad de su delincuencia, común/política, resultan más difíciles de perseguir. Hasta esos légamos y albañales tendría que llegar el propósito regeneracionista del PSOE y del Gobierno. Cada sistema político lleva en sí, larvado, el sistema de su muerte, como llevamos nosotros la nuestra personal, según le gustaba creer a Rilke (no había en él sino una muy diagnosticada hemofilia, que transfiguró en teoría poética, con lo que vuelve a acertar por arriba, de paso que se consuela). La dictadura derecha/izquierda está larvada de presidencialismo/burocratismo, y la democracia en liberté está larvada de maflas. Incluso se promociona/estiliza al campeón del homicidio, 007, con su "licencia para matar". Condesciendo a que los poltcías tengan mi biografia resumida en un carnet de identidad, pero me pone espanto en el epigastrio (que es donde se pone siempre el espanto, sobré todo cuando se tiene el corazón seguro, como yo) saber que policías paralelas, espurias y misteriosas también estudian en la noche mis huellas dactilares, como si fueran un Tàpies. Me dice el gran neurólogo Alberto Portera que las depresiones hay que pasarlas, para curarse de verdad. Yo me he curado mis depresiones a huevo, pero me parece que no se le puede exigir el mismo esfuerzo a toda una sociedad que padece, aparte los padecimientos naturales, la plaga bíblica de las mafias. El Opus Dei fue la mafia blanca que vino a sustituir a la mafia negra de los jesuitas, quienes, por cierto, querido Díez-Alegría, cura y general, entrambos, han descendido de la red mística y lírica de Teilhard de Chardin al apostolado laico de Entrevías.

Ydígoras le manda a Anthony Perkins guión que trata más o menos del tema. Alberto Moncada publica s allá de la educación, donde nos descubre las mafias educacionales.

Del Opus a ETA, pasando por al gunos camioneros, España es una red de mafias (más peligrosa en plural). Ahí es donde lo tiene crudo Felipe.

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