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Andropov rechaza tajantemente las nuevas propuestas de Reagan

Duras advertencias y acusaciones, en el contenido y en el tono, lanzé ayer el máximo dirigente de la Unión Soviética, Yuri Andropov, contra Estados Unidos, y muy particularmente contra el presidente Ronald Reagan, al tiempo que rechazó abiertamente las nuevas propuestas norteamericanas de llegar a un acuerdo para reducir globalmente, a un nivel equivalente, el número de cohetes nucleares de alcance medio, empezando por los euromisiles.

En una declaración difundida simultáneamente por la agencia oficial Tass y por televisión, Andropov advierte a los países europeos que la intención de Washington es convertirles en rehenes, y califica la postura de Estados Unidos en relación con los euromisiles de "franca, pero cínica", al tiempo que acusa a la Casa Blanca de poner en peligro la paz mundial.Las nuevas propuestas de Estados Unidos, formuladas por Reagan son calificadas por el sucesor de Leónidas Breznev de mera superchería, consistente en proponer a Moscú que negocie "sobre la forma de ayudar al bloque de la OTAN a romper, en su favor, el equilibrio existente en la zona europea". La URSS está convencida de que Washington no tiene la menor voluntad de negociar seriamente en Ginebra.

"La URSS es capaz de responder adecuadamente a cualquier intento de romper el actual equilibrio militar estratégico", advirtió amenazadoramente Andropov, insistiendo en que lo único que pretende Reagan con sus nuevas propuestas es ganar tiempo para iniciar el despliegue, a finales de año, le los misiles de crucero y los Pershing 2 en Europa. En relación con este tema, el ex presidente norteamericano Richard Nixon afirma, en una entrevista que hoy publica a revista Stern, que uno de los principales objetivos de los euromisiles será defender el norte de África y los pozos de petróleo de Oriente Próximo.

"Para justificar su política inhumana, Estados Unidos se cubre con calumnias contra la URSS. Basta recordar Vietnam, Líbano y el genocidio en El Salvador, en la nómina de crímenes norteamericanos", agregó Andropov.

Las declaraciones del máximo dirigente soviético sustituyen, de hecho, a la intervención que debería haber hecho su ministro de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko, ante la ONU, en caso de haber asistido a la Asamblea General. La prohibición para que su avión aterrizara en los aeropuertos civiles de Nueva York llevó al diplomático soviético a suspender, por primera vez desde 1957, su comparecencia anual ante la ONU. Página 3

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