Massimo Troisi plantea en 'Empezar desde tres' una nueva forma de comedia italiana
Massimo Troisi, de 29 años, napolitano que odia que le relacionen con los macarrones y las mandolinas, es el guionista, director y actor de Empezar desde tres, película que ha logrado batir todos los récords de permanencia -dos años en una sala de Roma- para este tipo de comedia. Hoy se estrena en Madrid en los cines Peñalver -versión original con subtítulos- y Palace.Massimo Troisi es un napolitano que, como tantos, un buen día dejó su ciudad para probar fortuna en los medios artísticos. Después de tres años de trabajar con La Smorfia, un grupo formado por sólo tres hombres, "decidí abandonarlo porque llegó un momento que nos repetíamos en todos nuestros gags. Además, el hecho de ser actores hombres que sólo hablaban de los problemas de nuestros congéneres nos impedía dar la visión de otros mundos, como puede ser la infancia, las mujeres, la ancianidad".
Empezar desde tres fue una oportunidad, su primera oportunidad, que no desaprovechó. "El cine en Italia sigue siendo una cuestión casi de éxito. Yo tenía el aval de La Smorfia y de los programas rodados para televisión, así que me ofrecieron entrar por la puerta grande y acepté. Lo que nunca pensé es que la película fuera un éxito de taquilla como lo ha sido".
Troisi opina que su película se encuentra "entre el cine de los grandes maestros y el barato, el de consumo". "Por un lado te muestran como prototipo de la mujer italiana una Sofia Loren o una Ana Magnani; por otro, esas mujeres gordas, chillonas, que son una caricatura para representar a la napolitana". "Mi alternativa", añade, "es la tercera: la del hombre de la calle que se enfrenta con los problemas típicos de una generación, que son comunes a las de otros países".
Y Massimo recuerda sus domingos durante su infancia. "El domingo en mi casa era una cosa de locos. Nos reuníamos en la mesa y comenzaban los interrogatorios. ¿Tú a qué misa fuiste?", me preguntaban. '¿Yo? A misa de once'. Entonces mi hermano decía que él había ido a esa hora y no me había visto. Yo contestaba que era a otra iglesia, pero coincidía que en ésa había estado mi padre y tampoco me había visto. Terminaba por confesar que no había ido, y ahí intervenía mi madre". "Yo creo", añade, "que esta situación la hemos vivido muchas personas, y yo creo que en esto estriba que conecte con muchas personas que se ven representadas".
Y conecta a través de un planteamiento cómico, que muchos comparan al de Woody Allen o, si nos acercamos más a nuestra realidad, a un Óscar Ladoire, "que no conozco, como tampoco Ópera prima, de la que tengo muy buenas referencias". Para Massimo Troisi su comicidad nace "de hechos serios, aunque mi objetivo no sea el enviar un mensaje a la gente, porque para eso están los partidos políticos o las asociaciones. Me gusta trabajar con la realidad, darle vueltas para encontrar su lado cómico y lograr hacer reír".
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.