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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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La gran movida

Escribo a viernes / madrugada y allí vamos a estar todos, oyes, en la gran movida madrileña del domingo, contra Pinochet, por la libertad, pues que Chile, aparte de un delgado país lleno de cobre y de poetas, es hoy la metáfora de la libertad con los dientes podridos, como algunas bellas.O sea que ya se les va viendo venir, oyes, sí, en el amanecer casi noche, remontando la recuesta del sábado, y luego, si la vida da para algo más, nos iremos a Santa Cruz de Tenerife a hablar de literatura a otro pueblo marginal / original. Venía a casa la TVE, oyes, me filmaba escribiendo, leyendo, me filmaba en el periódico, hacía hablar de mí a los monstruos sagrados de la cultura y a las acratillas, y yo me sentía como póstumo, de verdad, a todo aquello, porque Madrid iba a alzarse en bayonetas de sol pacífico por la libertad de un pueblo cintural y remoto que arrastra con cansancio y amor el castellano. Había intelectuales (como si lo estuviera viendo, oyes), intelectuales y tecnócratas que dormían su sueño catastral, como cuervos del cementerio marino, en almohada pequeñoburguesa de Valéry, mientras el metal amanecía clarín (pobre niño Rimbaud, tan traicionado) y el domingo amanecía bandera. Carlos di Paola, en esta patria del exilio, España franca, de madrugada, hacía en Rock / Ola, su espectáculo de asilo y desesperación ("Querido Francisco, etc., Carlos Borsani"). Luego habrá pasado todo, habremos muerto de mentira algunos, y Eduardo Sotillos, ya ves, dará en Los Galgos los premios nacionales de periodismo, que es un toque.

FRANCISCO UMBRAL

ENVIADO ESPECIAL

Pero importa el domingo, que siempre quiere ser muy dominical a las nueve de la mañana, que, después, si hay alma, habrá Varela Jácome y Universidad Menéndez Pelayo. En la guerra como en la guerra, tíos. Mayormente, en las guerrillas de la paz. Ciencia de la imagen de Pilar Aymerich, en Barcelona, que quizá espera mi glosa. Y llegará. Puente de los Franceses, Puente de los Franceses. La cultura puede esperar cuando Pinochet llena el espejo del water de entorchados. Fernández Ordóñez me dice que le han criticado / conminado incluso su muestra / Neruda, en el Exterior (Castellana). Cormoranes que duermen su alcohol no / Apollinaire, catastral, culpables son, como yo, de las manos de cera viva que se cortan en Chile. Por eso digo, o sea, mayormente, que se nos veía venir, entre la luz dubitativa de un domingo que no ha llegado, a los de la movida prochilena. Maqueta del sueño monetarista de Chicago, Chile se derramaba entre cuarteles. Sánchez Albornoz, cuarenta años de exilio, puede acabar, inevitablemente, siendo un becado de El Corte Inglés. Y quién pudiera. La vida, o sea, ya digo, en cuanto uno se distrae, pone a las señoritas buscando posición, seguridad, familia, y pone a los gladiadores de la idea buscando becas de Ramón Areces. Don Claudio tiene derecho a todo, y don Ramón también, pero quienes vivimos una intemperie que no es precisamente la joseantoniana, tan retórica, tan climatológica, dejamos esas becas y Academias por adunar esbeltez -uno es que es alto- a la protesta. Se veía a James Bond, ya digo, delta Alcalá / Gran Vía, como el amigo americano, con mujeres de El Abra o de Las Vegas. (Las mujeres son siempre del que tiene un tresillo, salvo las feministas, está claro.)

Régis Debray me entrega, en la manifestación venidera, su Crítica de la razón política. Juan González Anleo me habla de "cómo seducir a una sociedad hedonista". Está seducida, Juan, por detrás y por delante. Juan Cueto me dice que "hay que matar a Leibniz". Tiene razón. La mónada era una "casita de papel". Qué felices seremos los dos y qué dulces los besos serán. Y una mierda. La manifestación subía / subirá, penosa / grandiosa, hacia el corazón frío de la luz.

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