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Crisis en las relaciones Estados Unidos-URSS

Tass relaciona el derribo del aparato con actividades de aviones-espía

La agencia oficial soviética Tass difundió anoche una información en la que describía la presencia militar norteamericana en el mar de Japón, recordaba pasados incidentes con aviones-espías y decía que las actividades de estos son una de las razones de ser de las bases que Washington mantiene en la zona.Más tarde, la Tass daba a conocer unas declaraciones del coronel-general Semion Romanov, jefe del Estado Mayor de la defensa antiaérea, que, prácticamente, se limitaba a repetir lo dicho en los comunicados oficiales: reiteraba la sugerencia de que el avión pudo ser confundido con un aparato de reconocimiento norteamericano RS-135, y responsabilizaba a los controles aéreos de Japón y EE UU por no hacer lo posible para corregir el equivocado rumbo del Boeng 747 surcoreano.

F

B., Moscú

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Los medios de comunicación soviéticos parecían ayer algo más locuaces que días anteriores al referirse al desastre y citaban informaciones de la Prensa del exterior, en su práctica totalidad órganos de los partidos comunistas. Pravda ofrecía una información, aparte del comunicado, sobre la defensa hecha por los diplomáticos soviéticos frente a las acusaciones lanzadas por Washington en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Los medios de comunicación de la URSS han terminado convirtiendo el asunto en un episodio más de la enemistad que enfrenta al Kremlin y la Casa Blanca, obviando que el suceso ha despertado críticas indignadas no sólo en Estados Unidos, sino en todo el resto del planeta, incluyendo el Tercer Mundo.

Entre tanto, la Prensa sigue sin dar el número de víctimas, ni reconocer abiertamente que el avión fue derribado por los soviéticos, si bien -desde el sábado por la noche- no se esconde ya que éste realizaba un vuelo con pasajeros. El escamoteo de la cifra de fallecidos no es, sin embargo, extraño: los periódicos de la URSS tampoco dan nunca el balance de los accidentes o catástrofes naturales que se producen en su país. Sin ir más lejos, ayer se informaba sucintamente, y sin datos del número de víctimas, de que un avión Tupolev 134 de Aeroflot se estrelló el pasado día 30 en el aeropuerto de Alma Ata, capital de Kazakistán.

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