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La nostalgia es el tema dominante de los primeros filmes presentados en la Mostra de Cine veneciana

Una película utiliza la emigración turca como metáfora de la crisis social alemana

La nostalgia de un tiempo pasado, de otras formas de vida más intensas y menos organizadas, es el tema recurrente de los filmes que ha propuesto la Mostra en estos tres primeros días de funcionamiento. Nostalgia hay en Una gita scolastica, de Pupi Avati, que reivindica las vacilaciones de la adolescencia como sinónimo de libertad. Nostalgia hay en Biquefarre, de Rouquier, revisitación de escenarios y personajes a los que se conoció 35 años antes y que vivieron -ahí está la suprema y dramática nostalgia del filme- para que Rouquier mereciera un crédito que después no ha podido reeditar.

En el caso de Mitten ins Herz (En medio del corazón), la añoranza pasa por la mitificación de la humanidad de los turcos emigrados. El punto de vista es germano, el de una sociedad altamente industrializada cuya frialdad y muerte queda emblematizada en su incapacidad para tener hijos. La triste y forzada solución para recuperar el impulso vital pasa por robarles los hijos a esos turcos presentados como el buen salvaje rousseauniano. Y nostalgia hay también en la fallida adaptación que ha hecho Geissendorfer de El diario de Edith, de Patricia Higsmith. Puede que en la película no se explicite, que no pase de un estado latente o de manifestación esquizofrénica, pero se encarna en la actriz Angela Wingier, presente en la Mostra, rodeada de sus tres hijos y esperando que la fiesta se acabe para volver a su refugio perdido en las montañas, paraíso que sólo abandona para rodar filmes o asistir a concentraciones pacifistas. Su maravillosa interpretación como Edith, esa mujer dividida entre una realidad deprimente y un diario en el que todo se idealiza, se habrá basado, sin duda, en su propia escisión como persona.Mitten ins Herz es un nuevo paso para fosilizar todo lo que de nuevo aportaron las mujeres cineastas a la ficción contemporánea. Por el camino se ha perdido todo rastro de amateurismo, ofreciéndonos productos cada vez más profesionales, como si el primer y más importante objetivo a conseguir fuese el de apropiarse de un lenguaje y tipificar una serie de recursos. Doris Doerrie, la directora de este filme alemán, demuestra que las ventajas de este adaptarse a las convenciones industriales son relativas cuando, a cambio, se pierde imaginación y creatividad.

Cine femenino

Mitten ins herz, que participa en el concurso de óperas primas, cuenta las desventuras de una extraña pareja. Él es un dentista que sólo se siente seguro en su trabajo y que teme la menor expresión de sus sentimientos, expresión que equipara a debilidad; ella es una chica emancipada, con el pelo teñido de azul y que, en el fondo, espera la llegada de un príncipe, también azul, que dé un sentido a su vida. Para conseguir el amor del hombre, la muchacha fingirá un embarazo y acabará por robar un bebé a una emigrante turca. Al final, ya puestos a darle contenido simbólico a la fábula, ella huye con su falsa hija dentro de un autocar repleto de turcos, no sin antes haber cumplido con la tradicional exigencia de matar al macho.Aunque Doris Doerrie deja bien claro que conoce su oficio, esto no le evita el mostrarnos una mujer que ya hemos visto demasiadas veces, se levanta resoplando y se viste de esa manera peculiar en que, sólo en el cine, se visten las mujeres. Y ya puestos a buscar la verosimilitud, no hay inconvenientes en que la heroína trabaje en un supermercado como cajera y que, como en Jonas, le cobra, al público según sea su clase social. Lo que la ficción no admite por el camino de la realidad, se incorpora por el de tópico cinematográfico; todo está prefijado, los personajes no existen y se limitan a ilustrar una tesis, que conecta muy bien con lo expuesto en los párrafos anteriores pero que, en este caso, aburre y cansa como sólo pueden hacerlo los retratos psicológicos sin psicología.

La República Democrática de Alemania tampoco se lleva demasiado bien con su pasado. Der Aufenthalt (que podría traducirse por La estancia), de Frank Beyer, es la enésima película rodada allí que tiene como marco el universo carcelario creado durante y después de la segunda guerra mundial.

El protagonista es un soldado ale inián al que una denuncia equivocada convierte en SS y, por consiguiente, en carne de patíbulo. Su drama es la dificultad de probar que no es un criminal de guerra. En el período que permanece encerrado con compatriotas suyos comprometidos en grandes matanzas, va descubriendo lo que fue la Alemania nazi y a qué extremos se llegó al planificar exterminios.

Académico y mortecino, Der Aufenthalt es el testimonio involuntario del grado de virtuosismo al que han llegado los directores alemanes en el tratamiento de las cárceles como decorado. Ninguna posibilidad por explorar, máxima potenciación del encuadre fuertemente metonímico y del juego con el fuera de campo, son rasgos estilísticos ya habituales. Flashdance, con su estética de video-clip, proyectada en la sección informativa, divirtió mucho más a los espectadores.

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