La sombra de Andropov
Contra cualquier pronóstico, la gran batalla entre las dos principales fracciones en que se encuentra dividido el PCE giró en torno a temas internacionales, más que alrededor de la estrategia o los estatutos del partido. La mayor o menor proximidad respecto de la política de los países del Este se convirtió en uno de los grandes temas de fondo de la discusión entre los seguidores de Santiago Carrillo y los oficialistas.Aunque aceptando ambas partes la teoría eurocomunista, el texto del documento político fue exhaustivamente revisado a la hora de las enmiendas ante cualquier mínima alusión al bloque socialista. Así, se aceptaron enmiendas que hablaban de renovación democrática en vez de transformación democrática en los países del Este. Cualquier referencia propuesta por los seguidores de Carrillo al movimiento comunista internacional fue rechazada por la mayoría, sustituyéndola por un texto en el que se destacaba que "el PCE se esforzará por reforzar los lazos y la colaboración con todos los partidos comunistas. Esas relaciones deben basarse en la independencia de cada partido, en la diversidad de puntos de vista y en la no existencia, declarada o de hecho de cualquier tipo de centro o de partido-guía".
Igualmente, la última propuesta sobre desarme, lanzada por el jefe del Estado soviético, Yuri Andropov, fue objeto de diferentes grados de aceptación por los oficialistas y los seguidores de Carrillo, entablándose no poca discusión en torno al tema. Los primeros mantuvieron un tenaz empeño en desmarcarse de ambos bloques, mientras los segundos culpaban exclusivamente "a los imperialistas" de la crisis mundial. El lenguaje empleado por el ex secretario general Carrillo y el vicesecretario general Ballesteros, supone, en cualquier caso, un cierto giro respecto a sus propias posiciones de hace algunos meses. Sin embargo, resultaría peligroso simplificar calificando de pro soviéticos a los seguidores de Carrillo.
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