El ministro de Sanidad sugiere en el congreso internacional integrar el psicoanálisis en la atención a la salud mental
En un hotel, al norte de la ciudad, se han reunido 1.500 psicoanalistas de la Asociación Psicoanalítica Internacional (API), que han tratado, en su 33 congreso, por primera vez realizado en un país de habla castellana, sobre los problemas del psicoanálisis, del analista, de la patología mental individual y colectiva. Pere Bofill, presidente de la asociación psicoanalítica de Barcelona, afirma que en España "queda mucho por hacer" en materia de atención a los problemas de salud mental. En un despacho del Ministerio de Sanidad y Consumo, en el centro de la ciudad, el coordinador de la comisión de evaluación de recursos psiquiátricos no sabe cuándo ni cómo se hará la reforma psiquiátrica en España.
A los norteamericanos asistentes al congreso de la API les gustaría tener en Estados Unidos un ministro de Salud como el español, Ernest Lluch. Éste fue el comentario, el día de la apertura, tras el discurso del ministro español, según Leonard Shengold, del Instituto Psiquiátrico de la universidad de Nueva York y presidente del comité organizador del programa científico del congreso. "Demostró una gran cultura, una gran capacidad de comprensión del psicoanálisis y de la necesidad de su integración en la vida intelectual y en la actividad social".El congreso, de puertas cerradas, no ha hecho aún público este discurso. El esquema preciso del discurso de Lluch sobre salud mental, sobre psicoanálisis, sobre la respuesta. social y política a los problemas del individuo y de la comunidad en materia psíquica tampoco lo conoce todavía José Antonio Espino, coordinador de la comisión ministerial de evaluación de recursos para la reforma psiquiátrica en España. "Creo que ha sido muy bueno. Me han dicho que me pasarán la cinta grabada".
Los congresistas extranjeros no tienen, fuera de esa referencia discursiva, otras anotaciones sobre la necesidad y la atención a la salud mental en España. Pero Shengold dice que "los problemas son muy similares en todos los países". "El psicoanálisis puede hacer mucho por problemas serios, como la delincuencia juvenil, drogas, marginación, porque enseña lo más básico de la psicología, y hay muchos analistas en instituciones públicas que aportan, asesoran, sugieren técnicas de tratamiento para terapias de grupo, etcétera".
"La psicología social ha estado muy influenciada por el psicoanálisis, aunque esto la gente no lo sabe", añade. "La API está en contacto, a través de sus asociaciones nacionales, con las organizaciones psiquiátricas, así como con organismos internacionales, como la OMS, para la formación de profesionales".
Pugna de mercado y lucha de conceptos
¿Cómo integrar el psicoanálisis en la práctica psicológico-psiquiátrica? Según Shengold, la Internacional Psicoanalítica no pretende "monopolizar el espaldarazo científico" del psicoanalista. "En un jardín puede haber muchas flores", dice. "y la Internacional se preocupa de que se tenga una formación seria". Más rotundo es Pere Bofill, presidente de la asociación de Barcelona y presidente del comité organizador de este congreso: "El 90% de los psicoanalistas que no pertenecen a la Internacional no tienen de psicoanalistas más que el nombre". La API, fundada por Sigmund Freud, "exige una determinada técnica y un determinado proceso de formación; el que no quiera seguirlos que no lo haga, pero que no se llame psicoanalista".
No se sabe muy bien si, en el fondo, subyace una lucha por el mercado demandante de analistas o si se trata de una pugna de conceptos. El londinense Adam Limentani, presidente de la API, ha expuesto públicamente su opinión excluyente de los psicoanalistas de la escuela de Lacan, entre otros no integrados en la API. Limentani se pronuncia en contra de la influencia de la filosofía en el psicoanálisis. Por el contrario, Shengold matiza estas ideas en el sentido de que "tanto en Lacan como en la filosofía hay muchas cosas que el psicoanálisis debe tomar muy seriamente. Limentani no está de acuerdo con aquellos aspectos lacanianos en que se disocia el cuerpo de la mente, pues "para nosotros hay una gran relación entre lo somático y lo psíquico".
Sobre esta aprente pugna, Pere Bofill apunta que "no, somos nosotros quienes planteamos ninguna guerra; hemos estado trabajando muchos años en silencio, pero si nos preguntan decimos la verdad: hay mucho charlatán".
Se ha planteado, por otra parte, hasta qué punto la Internacional Psicoanalítica facilita el auge de la psiquiatría farmacológica (como recientemente se ha constatado en el congreso internacional de Viena) más atenta al síntoma y a la industria que a las causas patológicas. La aparente contradicción de Limentani, predispuesto a abrir el psicoanálisis al interés de disciplinas varias, incluída la biología, y excluyente de movimientos psicológicos diferentes del ortodoxo internacional, subraya, en cierto modo, aquella idea. Shengold asegura que no existe ningún tipo de acuerdo entre psicoanálisis y psiquiatría farmacológica. Y precisa: "Hemos de intentar, a pesar de todo, la comprensión de la totalidad del ser humano, y los psiquiatras han de hacer lo mismo, aunque quizá no se llegue a esta integración total. El tratamiento del síntoma es más rápido y puede convenir en procesos especialmente agudos".
"En España queda mucho por hacer"
Los psicoanalistas de la asociación que arranca de Freud a principios de este siglo han elegido este año España para su reunión, "porque para Freud tuvo mucha importancia la influencia del castellano y Cervantes en la cultura. Cervantes trató de la diferencia entre la fantasía y la realidad, tema netamente psicoanalítico. En este congreso trataremos un tema sobre El Quijote y Freud".
Shengold añade que, además, "en la Internacional hay muchísimos miembros de habla hispana y este congreso coincide con el 25 aniversario de la fundación de la asociación de Barcelona". Pere Bofill, presidente de la asociación de Barcelona, opina sobre el panorama español desde la óptica psicoanalítica: "Se han cambiado algunos nombres pero la mayoría de los enfermos mentales siguen en centros de encerramiento. Queda mucho por hacer en higiene emocional, en prevención".
Al comentar, por ejemplo, la presencia de redes antisuicidas en las escaleras del ala de psiquiatría del hospital Clínico San Carlos, admite "que falta imaginación". Se refiere, por otra parte, a las causas de las patologías individuales y sociales. "Una de ellas es la escasa ayuda al grupo familiar. Se ha promovido el acceso de la mujer al trabajo, pero se ha descuidado que este papel no repercuta negativamente en el seno de la familia".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.