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Aprobado el documento final de la Conferencia de Madrid sobre Seguridad y Cooperación en Europa

Todas las delegaciones participantes en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), excepto Malta, dieron anoche su aprobación al documento final de la reunión de Madrid.El texto aprobado está basado en el documento presentado el pasado mes de febrero por los países neutrales y no alineados (RM-39 Revisado) al que se han incorporado las propuestas formuladas el mes pasado por el presidente del Gobierno español, Felipe González, que finalmente han sido decisivas para alcanzar el acuerdo.

A ese documento se incorpora como anexo una declaración del presidente, propuesta por la delegación de Suiza, en la que se convoca para el 15 de abril de 1986 una reunión de expertos en contactos humanos.

El embajador de Estados Unidos, Max Kampelman, declaró al término del maratoniano pleno celebrado ayer, que este acuerdo "coincide con el criterio de Occidente en favor de un resultado aceptable, equilibrado y sustantivo". El jefe de la delegación española, Juan Luis Pan de Soraluce, calificó el acuerdo como "un enorme éxito para la paz y para Occidente" y recordó que "España ha hecho mucho" para que se llegue a un final feliz.

El documento aprobado tendrá una carácter provisional mientras no se consiga el visto bueno de Malta, que ayer pidió tiempo con el fin de solicitar el permiso de su Gobierno para aprobar un texto en el que no se recogen sus peticiones sobre seguridad en el Mediterráneo.

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El texto aprobado por los países de la CSCE, excepto Malta, recoge la propuesta de España

Viene de la primera páginaLa actitud de Malta puede retrasar el consenso final dos o tres días, según la impresión de medios diplomáticos que recuerdan la actuación similar de ese país en las conferencias de Heisinki y Belgrado.

Ayer no se consiguió llegar a un acuerdo sobre la fecha de la sesión de clausura por la dificultad que encierra hacer coincidir las agendas de los 35 ministros de Asuntos Exteriores que deben acudir a Madrid para aceptar el acta final. El deseo generalizado de que asistan a esa sesión el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, y el ministro de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko, complica aún más este asunto. Según manifestó Kampelman, Shultz tendría dificultades para venir a Madrid en las fechas que propuso ayer Austria, los próximos días 27, 28 y 29, porque coinciden con importantes actividades del secretario de Estado en Washington. Por su parte, la Unión Soviética advirtió hace días que Gromiko no podría estar en Madrid en la última semana de julio.

Sin embargo, el deseo de todas las delegaciones es aprovechar el impulso actual para celebrar cuanto antes ese acto, que resultará particularmente significativo: la URSS y Estados Unidos llegan a un acuerdo por primera vez desde que los soviéticos invadieron Afganistán.

En el actual clima de tensión motivada por el inminente despliegue de los euromisiles si no se llega a un acuerdo en las conversaciones de Ginebra, un documento como el aprobado ayer debe facilitar un ambiente más positivo en las relaciones entre los bloques. La declaración de Madrid supone, según comentarios coincidentes, una mejora respecto al Acta Final de Helsinki de 1975 y un avance más que sustancial en relación al documento aprobado en 1978 en Belgrado.

El documento incluye, entre otras cosas, un calendario preciso de próximas reuniones de los 35 países de la CSCE (todos los de Europa, excepto Albania, Estados Unidos y Canadá). Una de ellas, la de contactos humanos, es una importante conquista de Occidente, a la que se ha resistido hasta última hora el Este. En ella se estudiarán asuntos como las restricciones de los visados para los ciudadanos de los Estados socialistas europeos, los casos de familias separadas porque algunos miembros residentes en el Este no obtienen permiso para salir del país, y las dificultades para la celebración de matrimonios mixtos.

Una reunión más política sobre derechos humanos queda convocada para mayo de 1985 en Otawa y otra sobre medidas de confianza para el desarme en Europa, que tendrá lugar el próximo mes de enero en Estocolmo. Además se garantiza la continuidad del proceso de la CSCE con una nueva conferencia que dará comienzo en noviembre de 1986 en Viena. El representante norteamericano destacó que las medidas que se adopten en esta última conferencia afectarán a toda la parte europea de la URSS.

El presidente del plenario de ayer, el representante finlandés, Richard Muller, leyó la declaración del presidente en la que se convoca la reunión sobre contactos humanos y pidió el consenso de los asistentes. Grecia dio la aprobación en nombre de los países de la Comunidad Económica Europea, Noruega lo hizo como portavoz del conjunto de los países occidentales. La Unión Soviética intervino en su nombre y en el de sus países amigos para aprobar también el documento, y Rumanía repitió las mismas palabras pero como país independiente, igual que la Santa Sede. Chipre puso algunas objeciones sobre las zonas extraerupeas, pero dio su aprobación. Austria concedió el visto bueno en nombre de los países neutrales y no alineados, con excepción de Malta.

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