_
_
_
_

Thatcher votó a favor de la restauracion de la pena de muerte, pero rechazó intervenir en el debate

La derrota de los partidarios de la restauración de la pena de muerte en el Reino Unido ha sido total. Es altamente improbable que la cuestión vuelva a plantearse en la presente legislatura. Margaret Thatcher votó por la horca, pero fue un voto con sordina. Un sí mayoritario habría supuesto la primera crisis de un gobierno que tiene sólo unas semanas de vida. James Prior, ministro para el Ulster, tenía ya su dimisión preparada. La primera ministra no puso toda la carne en el asador. No quiso quemarse. Envió por delante a Leon Brittan, su ministro del Interior, que salió del debate del miércoles en los Comunes con su futuro político hipotecado.

En realidad, Brittan se mostró como un restauracionista a medias. Sólo es partidario de la pena de muerte para asesinatos terroristas. Dos acciones del Ejército Republicano Irlandés (IRA), que causaron seis muertos en el Ulster el mismo día del debate, apoyaron en cierto sentido la argumentación de Brittan de que el terrorismo es un caso especial. "La cuestión", dijo, "es si vamos a dejar de hacer lo que creemos que es justo por amenazas y chantajes".Varios pesos pesados le dieron la réplica, entre ellos un barón de su propio partido, el ex primer ministro Edward Heath. "Debo decir", señaló, "que encuentro la venganza completamente inaceptable desde cualquier punto de vista moral". En las filas laboristas, uno de los más firmes candidatos al liderazgo en el partido y ministro del Interior en la sombra, Roy Hattersley, calificó de locura" la idea de tratar de forma diferente a los terroristas asesinos. Como Prior, Hattersley cree que la pena de muerte convertiría a los terroristas del Ulster en mártires y contribuiría a aumentar la espiral de violencia. Merlyn Rees, ex ministro del Ulster, apoyó esta argumentación. "Irlanda del Norte ardería en cuanto la primera persona fuese ejecutada", afirmó.

Sin jurado

Roy Jenkins, candidato a la jefatura del gobierno por la alianza socialdemócrata-liberal en Ias últimas elecciones y ex ministro del Interior, puso la puntilla al advertir que podría ocurrir que, por primera vez en 100 años, se dictasen penas de muerte en procesos sin jurado, una eventualidad perfectamente posible en el marco de la actual legislación en el Ulster.El voto sobre asesinatos terroristas fue altamente significativo. Hubo 245for (a favor de la restauración de la pena de muerte) y 365 against (en contra). Una diferencia de 116 votos muy cercana a la que se alcanzó el año pasado en una votación similar (124). No menos revelador fue el voto del Gobierno. Margaret Thatcher (que no intervino en el debate) y ocho de sus ministros votaron for, pero otros ocho (incluyendo al de Defensa, Michel Heseltine) votaron against. Una vez resuelto a favor de los abolicionistas el primero y más importante de los casos particulares, las demás votaciones fueron puro trámite.

Imnediatamente después se discutió la cuestión general y principal, planteada en los siguientes términos: "Esta Cámara favorece la restauración de la pena de muerte por asesinato". Y el trámite se completó: 223 diputados votaron a favor, 368 en contra.

La diferencia (145), en una Cámara en la que los conservadores cuentan con una amplia mayoría absoluta, nuestra que los 101 nuevos diputados tories están tan divididos como sus colegas más antiguos. También refleja que la libertad para votar en conciencia dejó la puerta abierta a un resultado que contradice el programa electoral del partido.Así están las cosas; con tres millones de parados, el Gobierno no podía permitirse el lujo de enfrentarse a una campaña ciudadana masiva contra la pena de muerte. Ya tiene bastante con los opositores al despliegue de los euromisiles.

Por lo demás, un importante recordatorio: la pena de muerte no está totalmente abolida en el Reino Unido. Se mantiene para delitos de alta traición, piratería violenta e incendio provocado en los muelles reales. Un grupo de diputados laboristas propuso al final del debate. una enmienda abolicionista para estos casos, pero no llegó a ser sometida a votación.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_