_
_
_
_
FERIA DEL TORO DE PAMPLONA

La pesadilla de Paco Ojeda

Plaza de Pamplona. 14 de julio. Octava y última corrida de San Fermín.Toros de Jandilla (Juan Pedro Domecq), pequeños, flojos, con casta.

Niño de la Capea. Estocada traserísima y baja (silencio). Pinchazo, estocada corta atravesada y dos descabellos (silencio). Emilio Muñoz. Pinchazo y bajonazo (algunos pitos). Bajonazo (silencio). Paco Ojeda. Tres pinchazos, rueda de peones -aviso con retraso-, otros dos pinchazos, bajonazo, rueda de peones y descabello (división y saludos). Pinchazo y bajonazo (Palmas).

ENVIADO ESPECIAL

Un torito le salió ayer a Paco Ojeda en Pamplona que fue su pesadilla. Aún debe estar soñando con él, si es que pudo pegar ojo, después del gran fracaso. Torito era, chiquitín. Nada que objetar al tamaño, pues ya es sabido que los juanpedros nacen, crecen, embisten y doblan dentro de pequeña caja, lo cual no desmerece su condición de toros. Les ocurre lo que a los humanos, que pueden ser chiquitos pero matones. En cambio, si se debe objetar que careciera de fuerza, hasta el punto de que la suerte de varas fue simulada y el individuo del castoreño, bien que a su pesar, le metía pica poca.

Pero el torito, de casta pura y brava sangre, se fue arriba, y volvió loco al fenómeno Paco Ojeda. El fenómeno Paco Ojeda no sabía ni por donde le venían las embestidas. Para distanciarlas y aliviarlas, abría tanto el compás, que se iba a herniar; es decir, que estiraba la pierna, estiraba el brazo, estiraba la muleta, cogida por la puntita del estoquillador para echar fuera cantidad de tela. No le quedaba nada más que estirar, y los del callejón debieron ser previsores y allegarle una caña, para que en un extremo colocara la pañosa.

Repetía el torito las embestidas, y a medida que el fenómeno era incapaz de dominarlas, acentuaba su codicia. Dos veces revolcó a Ojeda, el cual perdía terrenos, sitio y papeles, y a la hora de meter la espada, tampoco sabía por donde. El torito se había hecho el amo.Escuchó Ojeda un aviso, que pudieron ser dos si el presidente llega a aplicar con la debida puntualidad la norma horaria que rige para el tercio.

Aún no se le había pasado el susto al vertical diestro sanluqueño cuando tuvo que medirse con el sexto, más serio toro pero de peor condición (o quizá mejor; depende del estilo del artista), pues se mostraba reservón, con la cara alta. Hubo tres ayudados por bajo buenos de veras, rodilla en tierra y, a partir de aquí, yerma faena, mediocre interpretación del unipase. Así oficiaba el artista: colocarse, pegar uno, rectificar distancias, volverse a colocar durante un buen rato, pegar otro. Remataba con el de pecho, sin limpieza, plegaba la muleta, y se daba un garbeo por ahí, no se sabe si para que se refrescara el toro o para refrescarse él mismo, que apretaba la calor, y el de las astas, no menos.

Producido el fracaso, cabe concluir que ambos juanpedros eran de su contraestilo. Entiéndase: para un fenómeno, un toro no debe embestir tanto como el tercero -¡estaríamos locos¡- ni tan poco como el sexto. Debe embestir una cosa media, de forma civilizada, a gusto del consumidor, sin molestar; que vaya cuando se le llama, y si no se le llama, que se quede tranquilo, ramoneando o escuchando la radio; que le digas "¡toma, toma, capullíto de alhelí" y te pegue un lametón amoroso. Con otro tipo de toro -lo saben taurinos- a ver quién es el guapo que mantiene el tipo de figura.

Niño de la Capea exhibió acelerones, tirones y enganchones con un noble ejemplar de casta, y porfió voluntarioso con un aplomado. Emilio Muñoz dio muchos pases a un inválido, y pocos a un pequeñín descaradete de pitones que tenía media arrancada y el colmillo retorcido.

En cambio, Emilio Muñoz hizo gala de colocación irreprochable, siguió de cerca la actuación de Ojeda cuando los revolcones y estaba presto al quite, en tanto Niño de la Capea, acodado en barreras y desmonterado por las antípodas, asumía el papel de espectador y sólo le faltaba colgarse al hombro la bota y pegarle tientos.

Al público le defraudó mucho la presentación de la corrida de Jandilla, que desentonaba del impresionante trapío que han lucido casi todas las demás en esta Feria del Toro. Se comprende, pero no hay que culpar a los organizadores, pues cada ganadería es como es y los juanpedros, con más esqueleto y grasa, ya no serían juapedros. A mayor abundamiento, ahí están los resultados: uno de ellos volvió loco al fenómeno del momento, y ahora es su pesadilla. Hará bien Ojeda si, en el futuro, procura añadir técnica a cuanto le sobra de alarde, por si le sale otro. Lo de la vertical impavidez", ayer se convirtió en desenfrenado perneo.

La ganadería del marqués de Domecq, galardonada

El premio de la Feria del Toro de los Sanfermines de este año ha sido concedido a la ganadería del marqués de Domecq por sus toros lidiados el 12 de julio por Ruiz Miguel, Palomar y Yiyo. El trofeo Carriquiri al mejor toro correspondió a Navajito, de la ganadería de Eduardo Miura, lidiado en quinto lugar en la corrida del 10 de julio por José Antonio Campuzano.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_