Paz Barnica: "Honduras no se prestará a una invasión extranjera de Nicaragua"
Edgardo Paz Barnica, de 48 años, ministro de Asuntos Exteriores de Honduras, se define como un hombre "pacífico y antíbelicista". Con energía dice. "Niego categóricamente que Honduras se preste a una invasión extranjera de Nicaragua desde su territorio. Que yo sepa, en Honduras no hay ningún sector social, civil o militar, que desee la guerra. La contienda sería espantosa para mi país".
Paz Barnica se confiesa amigo personal de su colega nicaragüense Miguel d'Escoto desde sus años estudiantiles madrileños ("su padre era el embajador de Anastasio Somoza en España", puntualiza). Pero reitera que la política exterior de Managua "está basada en la mentira".A las imputaciones nicaragüenses que achacan a Honduras la permanente elusión de negociaciones bilaterales con Managua para hallar una salida pacífica a sus graves conflictos, Paz Barnica replica airadamente: "Hemos insistido siempre en nuestro deseo de paz por la vía de la negociación y el diálogo; con D'Escoto me he reunido en más de diez ocasiones, pero pese a todo, Daniel Ortega, coordinador de la Junta nicaragüense me ha confesado: 'Lo importante es el diálogo entre Managua y Washington'".
El ministro hondureño reconoce que en su país hay actualmente "130 asesores militares norteamericanos, en base a un convenio bilateral al respecto firmado en 1953"; pero añade que su Gobierno "está dispuesto a retirarlos si Nicaragua retira los 17.000 asesores cubanos y soviéticos que tiene. No sólo militares, claro", matiza. Niega que esta cifra sea exagerada, lo mismo que la de 118.200 soldados que atribuye a las fuerzas armadas de Nicaragua.
"Nuestro ejército es de 17.000 hombres, y sus mandos, contrariamente a lo que Nicaragua dice, respetan la Constitución y el Gobierno constitucional de Roberto Suazo. Hemos estado en la lucha por la democracia y vamos a estar en la lucha por la paz. Mi país no desea la guerra", asegura.
Tras sus conversaciones con el presidente del Gobierno español, con su colega Fernando Morán y con Luis Yáñez, presidente del Instituto de Cooperación Iberoamericana, se muestra esperanzado. "Felipe González cree, y coincido con él, que la paz para Centroamérica es necesaria, pero no suficiente". Y añade que en las injusticias sociales, en la corrupción, en la opresión política y en la marginación económica se halla el origen de la violencia en Centroamérica. Pero rápidamente señala que "esa rebeldía de resistencia a la opresión es aprovechada por los extremismos de derecha y de izquierda para aplicar sus modelos totalitarios". Rechaza que el hostigamiento y el cerco norteamericanos hayan causado la radicalización de la revolución sandinista.
La presencia de ex guardias somocistas en territorió hondureño la explica así: "Tenemos 3.500 ex guardias somocistas desde 1979, año en el que abandonaron Nicaragua como pudieron. Sin embargo, ahora tenemos 25.000 refugiados nicaragúenses en total, 14.000 de ellos indios miskítos, que huyen de la represión étnica de allá". Honduras, dice, ha pedido al Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados que acoja a los ex somocistas, "pero nadie quiere tenerlos en su casa".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.