Un encierro sin heridos y con pocos participantes
El sexto encierro de las fiestas de San Fermín 1983, con toros de la ganadería del marqués de Domecq, de Jerez de la Frontera (Cádiz), celebrado ayer en Pamplona, concluyó sin que en el mismo se registrase ningún herido, a excepción de las clásicas contusiones de algunos mozos, producto de caídas durante la carrera. Unas fiestas que, por otra parte, concluirán mañana, jueves, en familia, con el tradicional pobre de mí.
El encierro fue uno de los más rápidos de los celebrados en estos sanfermines, ya que las reses invirtieron en realizar el recorrido únicamente dos minutos y 21 segundos. La normalidad más absoluta junto al escaso número de corredores en algunos tramos, como es el caso de la calle de la Estafeta, fueron las notas predominantes del mismo. Hubo, eso sí, algunos sustos, pero, en líneas generales, la carrera fue una repetición de las de días anteriores.
Desde el inicio de la carrera tomó la cabeza de la manada un toro que continuamente lanzaba derrotes a derecha e izquierda, provocando en ocasiones algunos momentos de peligro. Ello motivó también que varios de los participantes en el encierro cayesen al suelo, por lo que se originó un pequeño montón de corredores a mitad de la cuesta de Santo Domingo, que, no obstante, fue salvado sin problemas por los astados.
En la plaza del Ayuntamiento, la manada, que hasta entonces había ido muy estirada, se reagrupó, lo que hizo más fácil la carrera de los mozos delante de los toros de Domecq. En la calle de la Estafeta, las reses eran encabezadas por varios cabestros, que imprimieron una fuerte velocidad, lo que sin duda sorprendió a los participantes en el encierro, algunos de los cuales llegaron a caer al suelo, pasando por encima de ellos los toros sin detenerse. Los toros llegaron juntos a la plaza, donde una rápida y eficaz labor de los dobladores hizo que entrasen directamente en los corrales.
Los encierros que hasta el momento se han venido celebrando han sido positivos y con menor número de heridos que en años anteriores. Sólo hay que registrar cinco personas heridas de cierta consideración por asta de toro y el resto lo ha sido por golpes y caídas.
El joven pamplonés Fernando Lezaun, corredor habitual del encierro, herido gravemente el pasado día 8, continúa, por otra parte, mejorando sensiblemente de sus heridas, aunque todavía persiste la gravedad. No obstante, según se informa en el hospital de Navarra, donde permanece internado, ha sido trasladado de la unidad de cuidados intensivos a una habitación normal del Servicio de Cardiocirugía. Los médicos que le atienden han prohibido, sin embargo, las visitas.
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