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Los ocho gigantes

Tienen más de 120 años de historia, pero, a pesar de ello, siguen estando ahí. Y esto año tras año. Imperturbables. Altivos. Majestuosos. Son parte esencial de los sanfermines. Son los gigantes de Pamplona. Son, por derecho propio, parte esencial de estas fiestas. Desde 1860, en que fueron construidos, ellos continúan siendo el complemento único de unas fiestas sin igual.Y son los mismos que con ocasión de la Feria Internacional de Muestras celebrada hace 17 años en Nueva York bailaron por la mismísima Quinta Avenida de esta populosa ciudad de Estados Unidos. Aunque, eso sí, las autoridades norteamericanas de aquel entonces no permitieron que la pareja de gigantes negros viajase a este país, por cuestiones raciales. No obstante, el pretexto oficial fue que, por su enormidad, no cabían los ocho en el avión en que fueron transportados, y, curiosamente, les tocó quedarse a los dos gigantes negros.

Los sanfermines necesitan de ellos como los gigantes necesitan de san Fermín. Son los únicos ocho días de¡ año en que tienen vida. El resto del tiempo permanecen primorosamente guardados esperando -impacientemente- a las fiestas de san Fermín. Hace ya tiempo que el ayuntamiento decidió -pese a las numerosas peticiones en sentido contrario provenientes de países europeos y americanos- que no saliesen de Pamplona, habida cuenta del estado, lamentable, en que quedan tras las fiestas. Su salud peligraría, y además se argumenta que ellos son ya parte del patrimonio histórico de esta ciudad y que es preferible que se queden en Pamplona.

Olvido geográfico:

Oceanía quedó fuera

El nacimiento de los ocho gigantes (cuatro parejas) se remonta al marco de 1860, fecha esta en la que un pintor pamplonés, Tadeo Amorena, propuso al ayuntamiento de la capital navarra la creación de una nueva comparsa de gigantes y cabezudos, propuesta que fue aceptada por la corporación municipal, que, sin embargo, matizó que los gigantes "deben tener figuras nobles, elegantes de formas y proporciones, que representen las cuatro partes del mundo: Europa, Asia, América y Africa". A lo que se ve, los concejales de aquel año debían andar un poco flojos en geografía, pues se les olvidó un continente: Oceanía.

Con ellos va la fiesta porque ellos son parte esencial de la misma. Y sin los gigantes, los sanfermines quedarían incompletos. Bailan y bailan sin parar al son de las gaitas chillonas durante horas y horas. Y así durante ocho ininterrumpidos días. Los pequeños más atrevidos corren delante de ellos o simplemente esperan, quietos, ojos hacia el cielo, para verlos evolucionar con gracia y soltura, pese a que cada uno de ellos pesa algo más de 60 kilos.

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