La 'cumbre' de Stuttgart y la adhesión de España a la CEE centró las conversaciones hispano-francesas de La Granja

Los datos facilitados sobre la organización del trabajo en las jornadas de ayer y hoy del seminario ministerial hispanofrancés permiten confirmar que estará centrado en la valoración de los resultados del Consejo Europeo de Stuttgart, que reunió del 17 al 19 de junio a los jefes de Estado y de Gobierno de la CEE, y a examinar el horizonte de la adhesión española, estimada por Morán para 1984, una vez establecida la vinculación entre la ampliación de los recursos comunitarios y la incorporación de España y Portugal.

El seminiario ministerial hispano francés, que se inició a mediodía de ayer con un almuerzo en el parador nacional de Segovia, quiere mantenerse bajo un carácter informal e íntimo, según destacó el nistro español de Asuntos Exteriores. Por eso, no se redactarán minutas de las conversaciones ni habrá comunicado conjunto final de las mismas. El propósito del encuentro es analizare identificar los problemas, pero nadie debe esperar el hallazgo de soluciones ni la conclusión de acuerdos, según fuentes diplomáticas.Todo hace esperar que la próxima edición de estos encuentros hispanofranceses, prevista en París para diciembre, pueda celebrarse bajo la presidencia de François. Mitterrand y Felipe González, adquiriendo así el carácter de cumbre política, idéntico al que tienen las conversaciones periódicas que París mantiene con la República Federal de Alemania y con Italia. Sin objetar el progreso de las relaciones hispanofrancesas, algunos responsables gubernamentales españoles insisten en la urgencia de buscar un equilibrio instrumentando encuentros análogos con el Gobierno de Bonn, según lo acordado en principio durante la visita del presidente Felipe González a Helmut Khol en mayo pasado.

La técnica de tratamiento de choque o de baño de inmersión ha sido también propuesta para desbloquear las relaciones hispanoportuguesas, situadas en una de las cotas históricas más desfavorables.

El nuevo titular de Exteriores del Gobierno socialista de Lisboa Jaime Gama, es considerado como beligerantemente antiespañol y tal vez ahora no quiere ceder el protagonismo de una reconciliación progresiva, por lo que prefiere posponer la visita a Portugal del presidente González.

En esa óptica probablemente Madrid deberá aceptar que la candidatura portuguesa a la CEE pase por delante, aunque sea sólo por escasa diferencia de fechas, y esforzarse por saldar el lastre de ignorancia pública acerca del vecino peninsular.

Los resultados de la granja significarán sobre todo un avance en la dimensión del contacto y entendimiento personal entre responsables de áreas gubernamentales análogas de uno y otro país. "Nada sustituye al encuentro directo y la conversación informal que permite después agilizar el procedimiento y acelerar la búsqueda de soluciones y coincidencias", según reconocía el embajador francés, Pierre Guidoni.

Consejo de Ministros monográfico

En la dinámica de estas reuniones, donde, de creer al portavoz de la Oficina de Información Diplomática, se usan indistintamente ambos idiomas sin necesidad de intérpretes, queda sin explicación el aplazamiento sin fecha determinada del Consejo de Ministros monográfico, dedicado a la Comunidad Económica Europea, que se ha comprometido hace tiempo a celebrar el Gobierno español. Hay toda una estrategia propia que debe revisarse urgentemente si se tiene en cuenta que el 8 de julio el Consejo Comunitario se reúne en Bruselas para aprobar el procedimiento extraordinario bajo el cual se decidió en Sttutgart que se emprenda la resolución de los problemas presupuestarios, agrícolas, institucionales y de ampliación pendientes para desbloquear la marcha de la CEE.

Todo el despliegue de simpatía en La Granja -"Querido Claude", "querido Fernando"- no puede ocultar que, bajo un supuesto cartesiahismo en sus planteamientos comunitarios, París traba¡a en favor de obtener, con motivo de la adhesión de España, un aumento de la factura que los alemanes pagan a la agricultura francesa.

Los españoles se están forzando aquí por explicar a sus interlocutores franceses que "una España con dimensión internacional satisfactoria" es más conveniente para Francia que ese proyecto de balcanización de España contemplado por el Qaui d'Orsay, según recuerda el senador del Grupo Popular Rafael Márquez.

"Francia", señalaba ayer a EL PAIS uno de los ministros españoles presentes en La Granja, "tiene un problema de credibilidad y necesita de las buenas relaciones con Madrid, especialmente después del relativo aislamiento al que queda sometido el Gobierno de Mitterrand tras la arrolladora victoria conservadora dela señora Thatcher en el Reino Unido y la instalación del democristiano Khol en la República Federal de Alemania, más aún en un momento de grave deterioro de la opinión pública interior gala, que arroja un descenso de popularidad del presidente hasta la más baja cota registrada en los 25 años de la V República, según la agencia France Presse. Además debe seguirse todo el proceso en la perspectiva del próximo congreso del Partido Socialista Francés, convocado para octubre, donde se prevé una fuerte confrontación entre los socialdemócratas de Roccard y los izquierdistas del Ceres, ahora desplazados de las responsabilidades gubernamentales.

En cuanto a los contenciosos más conflictivos -el terrorismo y las agresiones campesinas a los transportistas de frutas y legumbres españolas- los políticos de uno y otro lado de los Pirineos tiene la sensación de vivir permanentemente en la cuerda floja, pendientes de cualquier exasperación. Durante los ocho meses del Gobierno PSOE, las autoridades de Madrid se han esforzado por evitar toda escalada dialectistalen la respuesta, pero si la anunciada ofensiva etarra del otoño alcanzará la fuerza que algunos temen, desde el Ministerio del Interior español habría una fuerte tentación de descargar sobre Francia y su tolerancia mantenida al santuario terrorista el origen de las responsabilidades.