Omisión en la red de alta
Con referencia a su editorial (20 de junio pasado) A quién beneficia la nacionalización de la red de alta, su balance no peca de error, pero sí de omisión: en la implantación y explotación de instalaciones energéticas, por lo general las empresas eléctricas arrollan y aplastan las tentativas locales de lograr compensación adecuada a los costes sociales inducidos en su -relativamente reducida- zona de influencia.El talón de Aquiles está en la red de alta; cada nueva línea afecta -en grado comparativamente menor- a un gran número de municipios. Es dificil oponerse a sus demandas conjuntas; cuesta más menospreciar a 100 ayuntamientos que exigen 10 millones cada uno que a uno solo perjudicado en 1.000 millones.
Ilustra, a mi entender, brillantemente ese argumento la decisión de la Generalitat de Catalunya (posterior a la nacionalización, naturalmente) de denegar la declaración de utilidad pública a la línea de alta tensión central nuclear Vandellós II (en construcción, propiedad mayoritaria de ENHER, empresa estatal), lo que encarecerá considerablemente su coste, en beneficio económico de los municipios del recorrido, y político de quienes detentan el poder en esta institución autónoma, mientras guardaba sepulcral silencio en relación- a la prácticamente simultánea entrada en criticidad de la central nuclear Ascó I (propiedad de Fuerzas Eléctricas de Cataluña, SA, empresa privada), en precarias condiciones de seguridad física y jurídica. Ambas centrales nucleares están situadas en Catalunya.
El señor Alegre Mare residente de Aseléctrica y de está siendo muy felicitado los medios empresariales por haberle pulido un burro muerto a precio de brioso corcel a ese muchacho (el ministro de Industria y Energía), que además, para celebrar el chalaneo, le ha tapado la puesta en marcha de la central nuclear Ascó I .