La devaluación del escudo muestra la voluntad de austeridad del Gobierno Soares

El anuncio, horas antes del inicio del debate parlamentario sobre el programa del nuevo Gobierno, de la devaluación de la moneda portuguesa en un 12% tuvo el mérito de convencer a la opinión pública lusa de la realidad de la política de austeridad prometida por Mario Soares.Y para mostrar que está igualmente dispuesto a cumplir sus promesas de distribuir entre todos los sacrificios exigidos, el Consejo de Ministros decidió hacer efectivos dos impuestos extraordinarios, creados por el anterior Ejecutivo, sobre los gastos de representación de las empresas y los beneficios de las sociedades. Apenas instalados en sus despachos, los nuevos ministros han empezado a manejar la tijera para recortar drásticamente los gastos: todos los proyectos de inversiones de la Administración Pública y del sector empresarial del Estado quedan en suspenso hasta nueva orden.

El concurso público para la construcción del nuevo puente sobre el río Duero, en Oporto, fue, suspendido a menos de una semana antes de su conclusión, provocando indignadas reacciones de los municipios afectados. Mario Soares dejó en manos de su ministro de Economía, Hernani Lopes, la responsabilidad de explicar, en el Parlamento y ante las cámaras de televisión, las medidas que se van a adoptar.

No caben dudas acerca del resultado de la votación del viernes sobre la moción de confianza anunciada por Mario Soares: el líder democristiano Lucas Pires observó, con ironía, que sólo una extraña falta de confianza en sí mismo puede llevar al Gobierno a pedir un voto de cofianza del Parlamento, donde dispone de una mayoría de más de dos tercios de los diputados. Mario Soares afirmó, sin embargo, que este voto era esencial para que el Gobierno pueda emprender las difíciles tareas que se propone.

Una cierta intranquilidad sigue imperando en los grupos parlamentarios de la nueva mayoría socialista-socialdemócrata, que no consiguieron aún elegir las respectivas presidencias; y la preparación del congreso del Partido Socialista, que se celebrará a finales de setiembre, amenaza con encender nuevamente la mecha del enfrentamiento entre soaristas y minoritarios.