Contra una Universidad mediocre, ¡viva la huelga! / 1
En esta serie de dos artículos, el autor replica al editorial de EL PAIS Una huelga despreciable, aparecido el 10 de junio. Emprende un fuerte ataque contra la ley de Reforma Universitaria y describe la actual situación de los profesores no numerarios (PNN), por cuyas reivincidaciones, dice, lucharon en otra época los actuales responsables del texto legal sobre la Universidad.
Con estupor e indignación he leído de nuevo un despreciable editorial de EL PAIS sobre los PNN, La huelga despreciable, que rechazo en su totalidad, que en absoluto responde a la realidad y que es profundamente retrógrado y reaccionario.Los intereses gremiales que defendemos los PNN, la mayoría de los cuales tienen salarios entre 40.000 y 60.000 pesetas al mes (el PSOE, contra lo que es la práctica habitual de cualquier partido de izquierda, de distribuir equitativamente las cargas y beneficios, ha concedido el incentivo de dedicación exclusiva -que UCD había puesto en marcha por la presión de los catedráticos a modo de bufanda- en relación directa con el cargo, es decir, a mayor cargo mayor incentivo, y con la vergüenza de excluir del mismo a aquellos profesores que tienen las peores condiciones de trabajo); que carecen de la Seguridad Social completa y de los mínimos derechos laborales y sindicales, que tienen que pagarse las publicaciones, la investigación y parte del material de trabajo de su bolsillo, que pueden ser desplazados o destituidos en cualquier instante (en estos momentos, contra lo que había prometido el ministro Maravall en la reunión con la comisión negociadora, hay alrededor de 400 profesores interinos sin tesis que van a ser desplazados, con una reducción salarial, en el mejor de los casos, del 30%. No hay precedente en las peores épocas anteriores de un desplazamiento tan masivo y que afecta a un grupo de profesores que llevan más de seis años dedicados exclusivamente a la Universidad, sacando las castañas del fuego al ministerio y con una labor docente e investigadora en la mayor parte de ellos que supone haber publicado varios libros científicos, haber participado en congresos, tanto en España como en otros países, haber ampliado estudios en el extranjero y dirigido seminarios especializados y haber puesto en marcha nuevas formas de pedagogía, docencia e investigación y participado activamente en la vida cultura¡, organizativa y científica de la Universidad. Pero ahora, al no tener el requisito burocrático de la tesis, se les degrada como carne de cañón que se tira o se apila una vez usada. Se pueden tener 400 folios deleznables que se llaman tesis, ninguna investigación o publicación más, desarrollar la docencia por unas lecciones magistrales, con apuntes abominables y, eso sí, hacer lo que tiene que hacer todo profesor que se precie, para que la Universidad funcione como Dios manda: exámenes, y cuanto más duros e inquisitoriales, mejor, siguen siendo los mismos por los que el movimiento de los PNN, desde su inicio en la asamblea de Granada de 1972, ha luchado y defendido. A saber:
Financiación pública suficiente que acabe con la miseria y la depauperación que sufre la Universidad española y la investigación desde hace varios lustros y que permita a aquellos que tienen las capacidades intelectuales, obreros, agricultores, empleados, trabajadores en general y parados, sean o no estudiantes, acceder a la Universidad, a unos estudios universitarios diversificados (en España, los presupuestos destinados a la Universidad y a la investigación son los más bajos con diferencia de los países occidentales. Incluso tenemos menos científicos por habitante que países como Argentina, Chile, Egipto... Y todo eso con una de las tasas de matrícula más altas de Europa. En Alemania, Italia y Francia, las tasas son simbólicas y no sobrepasan las 3.000 pesetas. En el Reino Unido las tasas son altas, pero las pagan, en su mayoría, los ayuntamientos. Es decir, en el precio de las tasas nos acercamos al modelo americano, pero sólo en el precio. Porque España es el país en el cual a los estudiantes, pagando unas tasas tan elevadas, se les ofrecen unos servicios y asistencia muy reducidos. La actual LRU ha escamoteado la cuestión de los presupuestos, al igual que el partido en el Gobierno, porque han optado, a mi modo de ver de forma absolutamente equivocada, por modernizar el Ejército en vez de la Universidad y la investigación. Incluso hemos comprobado, con asombro y decepción, cómo se reducían partidas presupuestarias destinadas a las becas, a servicios tan importantes como el Instituto de Cooperación Iberoamericana y a otras partidas sociales); gestión democrática por medio de claustros constituyentes que serían los órganos soberanos de la Universidad, que elaborarían los estatutos de la misma y donde deberían estar representados, de forma real y no como convidados de piedra, los diferentes miembros de la comunidad universitaria (el actual proyecto de LRU supone un claro retroceso en relación con lo conseguido en los claustros de Cataluña, Madrid... Ni siquiera la LRU ha sido capaz, como hizo la ley francesa de 1968, aprobada por un Gobierno de derechas, de que los profesores titulares puedan ser directores de departamento, haya o no catedráticos. Esta ley, la francesa, iba mucho más allá, puesto que además los titulares podían ser rectores y decanos); autonomía universitaria tanto del poder central como del periférico, que no recoge la LRU, dado que tanto el poder central como el periférico van a tener en la Universidad excesivas atribuciones que podrán hipotecar dicha autonomía. La cual en ningún caso impediría, sino todo lo contrario, que dichos poderes, por medio de los parlamentos, realizasen un control a posteriori y auditorías o inspecciones periódicas, así como definiesen las directrices generales de la política educativa-universitaria, investigadora, cultural y asistencial que la Universidad autónomamente debería recoger en sus estatutos. Lo cual se haría por medio de la constitución de un órgano como el consejo social, que, sin hipotecar la autonomía, como puede suceder con el que contempla la LRU, reforzase activamente la vinculación social de la Universidad; nuevas formas de elaboración, producción, control y difusión de los conocimientos por la puesta en marcha de una enseñanza e investigación estrechamente interdependientes e interdisciplinarias, por el control regular y continuo de los conocimientos, por el trabajo en equipo y por otros procedimientos de acceso, permanencia y promoción del profesorado, realizados por medio de concursos públicos, por comisiones de contratación y control que, acabando con cualquier tipo de examen o de ejercicios de retórica y brillantez, evaluasen la labor docente e investigadora, contrastada de manera rigurosa, objetiva, transparente, pública y recurrible, no sólo en el momento del acceso, sino periódicamente; una suficiente dotación de infraestructura y servicios universitarios que pusiesen el acento en los miembros de la comunidad universitaria con menos recursos económicos y que permitiesen en la práctica la plena realización de los derechos democráticos, laborales y sindicales.
Por último, unos estatutos del estudiantado, del profesorado y del personal no docente de la Administración y de los servicios que, garantizando unas condiciones dignas de vida y trabajo, recojan los derechos de los mismos y exijan el cumplimiento escrupuloso de sus deberes y obligaciones en el marco de una nueva Universidad. En definitiva, una Universidad pública, financiada suficientemente y no selectiva, autónoma y democrática, participativa e interdisciplinaria en la docencia y en la investigación, científica y profundamente crítica, entendida como un espacio abierto de análisis e investigación, confrontación y debate, riguroso y profundo, de las experiencias e ideas, teorías y prácticas que nos cuestionan y cuestionan al mundo contemporáneo, donde sea posible la aventura intelectual y la pasión por el conocimiento.
¡Tiempos aquellos!
Con este programa, el movimiento de los PNN ha intentado acabar con el modelo burocrático, mandarinil, autoritario, centralista y arcaico de la Universidad española. De forma gremialista e irresponsable, como señala EL PAIS y como también nos condenaban en la época, el movimiento de los PNN, con su coordinadora al frente (de la que han formado parte los actuales ministros Solana y Serra y los miembros del equipo de Maravall, Arango y Rubalcaba, entre otros), llevaron adelante huelgas que duraron cuatro meses ininterrumpidos (curiosamente, en uno de los centros que más siguieron esta huelga fue el del actual ministro Serra, con destacada participación del mismo en el desarrollo de la misma, al igual que en las negociaciones con el ministerio; por un casual, yo mantuve durante esta época unas continuas relaciones con él por teléfono y en las reuniones de la Coordinadora de Madrid, que eran clandestinas, dado que Santiago fue otro de los distritos que llevaron esta huelga de cuatro meses hasta sus últimas consecuencias). En aquella fecha, el PSOE no se hacía notar mucho, aunque, eso sí, los pocos militantes que tenía apoyaban de forma radical las propuestas de la coordinadora.
A partir de 1975, en que el PSOE comienza a hacerse más presente, participa y apoya el movimiento de los PNN, así como todas y cada una de sus propuestas de lucha la huelga de exámenes y el aprobado general, entre otras. En 1978, en que el PSOE da un gran salto cuantitativo, en una de las revistas que anima, Sistema, números 23, 24 y 25 de 1978, y antes en Cuadernos para el Diálogo de 1977, los miembros del equipo de Maravall, Lamo, Arango y Carabaña escribieron sendos artículos defendiendo de forma furibunda y total todas y cada una de las propuestas de los PNN, atacaron con saña el poder mandarinil, la gran farsa de las oposiciones, el montaje burocrático de las tesis doctorales... y apoyaron, entre otras cosas, el cuerpo único de enseñantes, la vía contractual, la supresión de las oposiciones y de todos los ejercicios que encierran, sustituyéndolas por un concurso público que tendría como uno de los elementos de evaluación una encuesta realizada a los estudiantes sobre las condiciones pedagógicas de los profesores, etcétera.
¡Qué tiempos aquéllos! Claro, después, en el poder, sería otro cantar. A partir de este momento en que el PSOE llega al poder, los PNN, que siguieron defendiendo los mismos planteamientos que el PSOE había defendido hasta unos meses antes, dejan de ser un movimiento progresista, para ser un movimiento corporativo, irresponsable, de chorizos, que quieren entrar por la cara sin la tesis doctoral. Un movimiento, como dijo Rubalcaba en una sesión informativa con la junta de gobierno de la universidad de Santiago después de que la LRU había entrado en el Consejo de Ministros, "llevado por 200 PNN que no tienen la tesis doctoral", que lo único que plantean es la discusión de las transitorias o que, como dice EL PAIS, son unos "corporativistas defensores de la democracia orgánica". Nos encontramos así con que EL PAIS, periódico independiente de la mañana, machaca con torpeza y falta de rigor a los PNN, y con que Televisión, después de que la huelga de PNN lleva varios meses en juego, emite, como en los mejores tiempos del franquismo, un Informe semanal sobre los males de la Universidad francesa (sic).
es profesor de Sociología, miembro de la comisión negociadora de la Coordinadora Estatal de PNN.
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