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AP-PDP-UL enfrenta el 'realismo' de Boyer y Solchaga al izquierdismo de UGT y Guerra,

El Grupo Parlamentario Popular prepara el debate de los Presupuestos Generales del Estado para 1983, que se inicia esta tarde en el Pleno del Congreso de los Diputados. Abel Matutes, Pedro Schwartz, José Ramón Lasuén, Ramón Rato y Antonio Navarro Velasco, desde posiciones ideológicas no siempre comunes, expusieron ante los informadores los defectos de unos presupuestos desorbitados, falsos, sectarios y regresivos, si bien coincidieron en destacar la actitud realista de dos ministros socialistas, Miguel Boyer y Carlos Solchaga, que contrarrestan las presiones de la izquierda socialista, como UGT y Alfonso Guerra.

Los representantes del Grupo Popular -el portavoz, Miguel Herrero, excusó su ausencia- se negaron a revelar la estrategia parlamentaria en el debate que se inicia hoy y señalaron que permanecen vivas unas 100 enmiendas, de las que sólo serán admitidas algunas, la mayoría de carácter técnico.En todo caso, Lasuén consideró positivo el debate, por cuanto clarificará ante el electorado la errónea posición del Gobierno. "Los españoles votan inteligentemente, aunque con retraso", dijo. Hubo coincidencia general en que el deterioro del Gobierno socialista en materia socioeconómica le hará perder las próximas elecciones.

Los diputados citados destacaron la contradicción existente en el seno del Gobierno, en el que, mientras ministros socialdemócratas como Solchaga y Boyer, procedentes del Banco de España, mantienen opiniones realistas y protagonizan una política económica "menos mala" que la que cabía deducir, según Schwartz, del programa electoral del PSOE, se producen presiones de otras alas socialistas, como la UGT y Alfonso Guerra, quien insiste en que se cumplirán las previsiones del PSOE sobre el paro. Matutes resaltó que las ponderadas críticas de Manuel Fraga a la imposibilidad socialista de cumplir su promesa de crear 800.000 puestos de trabajo fueron calificadas de catastrofistas, mientras que ahora se consideran realistas las afirmaciones de Solchaga en igual sentido.

Schwartz puntualizó: "Ahora Guerra dice que no es promeza, sino compromizo, como si se pudiera diferenciar cuando a una mujer se le promete matrimonio o se compromete uno a casarse con ella...". Preguntado sobre la reciente confirmación, por parte de Boyer, de las manifestaciones de Alfonso Guerra, Matutes contestó que Boyer había tratado de conciliar las posturas enfrentadas en el seno del Gobierno y que, en definitiva, había venido a decir que "todavía no es del todo imposible crear los 800.000 puestos de trabajo". Schwartz insistió en que se ha producido un contraste entre el programa socialista y la honestidad profesional de unos economistas profesionales, cuya batalla para reducir el gasto resulta en todo caso insuficiente.

Para José Ramón Lasuén, Tanto Boyer como Solchaga intentan convencer a los sindicatos de que la situación es más grave de lo que inicialmente les habían dicho, para que reduzcan los costes unitarios de trabajo. Valoró esta empresa como el "primer problema" del Gobierno socialista. "Si el Gobierno no convence a los sindicatos de que hagan una política moderada y realista, tendrá que convencer a los empresarios, y si no lo consigue tampoco, entonces será el caos", afirmó Lasuén.

Estas manifestaciones fueron matizadas por el resto de los diputados populares, para quienes es imposible convencer a los empresarios. Sin embargo, preguntados sobre el relativo silencio que mantiene la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) sobre la política económica del Gobierno socialista, contestaron que, en caso de que tal silencio sea cierto, puede deberse a una actitud errónea de la principal patronal. Pedro Scwartz insistió en el "golpe tremendo" que ha significado para las expectativas empresariales la expropiación de Rumasa.

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