El plan electrónico propugna el pacto con las multinacionales para que incorporen a España en sus estrategias mundiales
La negociación con las compañías informáticas multinacionales para que incorporen a España en sus estrategias internacionales y el fomento del desarrollo propio de subsectores como la ofimática, telemática e informática aplicada a la enseñanza, son dos de las directrices básicas del plan electrónico en su capítulo sobre informática, que está ya prácticamente concluido. La redacción del plan por el Ministerio de Industria y Energía está muy avanzada. Sus redactores están comprometidos a entregarlo antes de acabar el verano y han utilizado como material de primera mano el documento-panorama que, con carácter de libro blanco, elaboró la comisión de expertos presidida por José Ángel Sánchez Asiaín, si bien, naturalmente, el documento del ministerio se compromete en la fijación de prioridades y alternativas concretas.El capítulo sobre informática se inicia con un análisis del sector. El consumo electrónico global en España durante 1982 alcanzó los 420.000 millones de pesetas, de los que 107.000 -un 25,5%- correspondió al consumo de equipos informáticos. La mayor parte de ese consumo interno (97.000 millones, que suponen el 90,7%) se cubrió con importaciones. Menos del 10% fue cubierto con equipos fabricados en España (10.000 millones), aunque el valor de la fabricación española alcanzó los 31.000 millones, de los que 2 1.000 se destinaron a la exportación, todo ello sin contar los cerca de 25.000 millones correspondientes, al subsector de servicios y consultoría (software).
"La principal consecuencia de estas cifras", indica el director general de Electrónica e Informática, Joan Majó, responsable del plan, "es el carácter deficitario de la balanza de pagos del subsector informátíco, precisamente el que registra unos mayores índices de crecimiento, del orden del 18% al 20% anual, dentro de la electrónica, y uno de los que tiene mayor impacto indirecto en el resto de la economía".
Además de la importancia económica, directa e inducida, del mundo de los ordenadores, el plan describe los cambios que aquél ha sufrido en los últimos diez años. Estratégicamente, la informática "se ha convertido sin paliativos en un sector definitivamente multinacionalizado". Técnicamente, un ordenador se fabricaba entonces mediante la compra de componentes (en torno a un 40% del coste final total); el diseño de un circuito (un 10%); el rnoritaj e (un 10%), y el añadido de un servicio y consulta o software, que suponía otro 10% aproximadamente. Actualmente, la tarea de diseño del circuito se ha trasladado -a las empresas fabricantes de chips (multicircuitos integrados) -un ejemplo de ello es la compra de la empresa Intel por el gigante IBM- y la de montaje se ha reducido al mínimo: "En muchos casos, un equipo electrónico", concluye Majó, "queda reducido al chip y a los programas de ingeniería de sistemas y aplicaciones (software) y este último puede representar el 60% o el 70% del coste total del contrato".
Cinco líneas de actuación
Ante esta situación, el plan electrónico propugna cinco líneas básicas de actuación. La primera consiste en un conjunto de medidas para incrementar la utilización de la informática, en la Administración pública, ya que los niveles son muy bajos y el incremento puede redundar en una clara mejora del servicio (sobre todo en la administración judicial y en la Seguridad Social), y en otras aplicaciones que hasta ahora no parecían informatizables, como determinados procesos industriales, o la enseñanza. La segunda directriz es la negociación con las multinacionales para que incorporen España en sus esquemas de fabricación y desarrollo, con lo que ello implica en términos de empleo y de balanza de pagos. Este pacto de incorporación a las estrategias y redes mundiales "no debe ser sólo para cubrir la demanda interior y debe seguir la pauta de fabricar enteramente en España determinados modelos, a cambio de permitir la irriportación de otros".La tercera línea de actuación es la "promoción, por el sector público, de actividades controladas desde España", como la ofimática (informática de oficinas) a la que se augura un gran desarrollo en los próximos años, las aplicaciones en la enseñanza, y la telemática (informática al servicio de las telecomunicaciones), en estrecha relación con la demanda de Telefónica. Otro mandato de actuación del plan es la orientación de las compras de la Admninistración, introduciendo en ellas "el criterio de que en los procesos de decisión se calibre el esfuerzo industrial que las compañías hagan en el país", lo que no equivale siempre a importar productos de compañías que también fabrican en España, puesto que a veces ese criterio no respondería a las necesidades del usuario, lo que a la larga favorecería la posición contraria. Finalmente, el plan establece con rotundidad algunas prioridades básicas para un desarrollo autónomo -y, por tanto, para la ayuda a la investigación- centradas en los mencionados subsectores de ofimática, enseñanza y telemática y en la microelectrónica y software de esas especialidades.
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