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La 'cumbre' occidental en Williansburg

Los países europeos advierten sobre los peligros que suponen los gastos de defensa y el déficit norteamericanos

Los países europeos asistentes a la cumbre occidental de Williamsburg centraron ayer la segunda jornada de discusiones sobre los riesgos que supone para la recuperación económica en curso el mantenimiento en Estados Unidos de un fuerte déficit presupuestario, y unos elevados gastos de defensa.

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En un significativo giro de su aparente previa posición, el presidente socialista francés, François Mitterrand, con siguió atraer el apoyo europeo a sus tesis de que la recuperación en curso puede ser efímera si no se corrige la tendencia estadounidense a financiar heterodoxamente: sus gastos defensivos.Los siete jefes de Estado o de Gobierno reunidos en Williamsburg, tras una primera jornada de encuentros bilaterales protocolarios, dedicaron la jornada dominical a entrar en la agenda económica de la cumbre y aprovecharon sus ocasiones sociales (almuerzo y cenas) para hablar de los asuntos políticos. En su primera reunión conjunta del domingo por la mañana, los líderes occidentales ofrecieron interpretaciones no coincidentes sobre el verdadero alcance de la recuperación en curso, versiones influidas, obviamente, por su respectiva y particular situación económica.

Quizá la más llamativa, por el contraste que supone con las tesis oficiales de Washington, fue la ofrecida por el presidente francés, el socialista François Mitterrand. Después de utilizar a su ministro de Asuntos Exteriores, Claude Cheysson, para rebatir la idea generalizada de que Francia iba a proponer una cumbre monetaria que elaborara un nuevo sistema de tipos de cambio fijos y estables ("la Prensa norteamericana ha malinterpretado las intenciones de, Mitterrand",, dijo Cheysson), la delegación rebatió la opinión de que el mundo occidental se encuentra en el inicio de una recuperación firme y sostenida.

Por el contrario, los portavoces franceses, reflejando las discusiones entre los líderes, insistieron en que la actividad que registra la economía estadounidense puede ser efímera y, en cualquier caso, no extenderse a Europa si Estados Unidos persiste en mantener sus elevados gastos defensivos (más de 270.000 millones de dólares en el año 1984), que, a la larga, conducen a n costoso déficit fiscal de difícil y heterodoxa financiación.

Haciendo suyas las quejas europeas sobre los puntos débiles que ofrece la economía estadounidense, la estrategia gala en la cumbre parece buscar una identificación entre el alto valor del dólar y la política armamentista de Washington. París opina, con otros países europeos, que los altos tipos de intereses, tan perjudiciales para la capacidad europea de poner su propia casa en orden, son el resultado presupuestario estadounidense, que este año se elevará a más de 200.000 millones de dólares.

Mecanismo heterodoxo

Con la mayor parte de sus recursos dedicados a la financiacion del déficit, Washington requiere enormes sumas de dólares para tapar su agujero, dólares que roba de Europa mediante el ofrecimiento de unos tipos de intereses mantenidos artificialmente altos. Mientras este mecanismo persista, opinan los europeos -alemanes y hasta británicos-, el dólar está sobrevalorado en un 20%, como consecuencia de esta política que prima la colocación del dinero en esta parte del Atlántico.Curiosamente, esta tesis es compartida por determinados asesores económicos del presidente Reagan, algunos de los cuales han llegado a criticar en privado las promesas de la Casa Blanca de mantener el actual volumen de impuestos, pese al nivel récord que ha alcanzado el déficit estadounidense. Según estos asesores, Washington necesita incrementar los impuestos el próximo año fiscal, de forma que se obtengan entre 45.000 y 50.000 millones de dólares de ingresos adicionales.

Aunque la importancia de este debate es obvio, la discusion se está manteniendo hasta el momento en un nivel académico. La delegación francesa, fuertemente criticada por todos los asistentes en la presunción de que Mitterrand pretendía centrar las críticas a Washington en la existencia de un sistema monetario basado en la flotación de las distintas divisas, ha olvidado en París su propuesta de un nuevo Bretton Woods y ha derivado la atención hacia los riesgos que pesan sobre la recuperación, pero todo ello dentro de un espíritu de cooperación y sin ánimo de confrontación.

Pero el hecho de que la economía gala marche por unos senderos muy diferentes a las de sus vecinos (12% de inflación, fuerte déficit exterior, débil moneda y poco o casi nulo crecimiento del PIB) ha espoleado a sus autores a buscar un responsable fuera de sus fronteras, aunque eso suponga aguarla fiesta de Ronald Reagan empeñado corno está en convertir la cumbre de Williamsburg en una reunión de vecinos armoniosos y socios bien llevados. Como lo caracterizó un delegado francés a la reunión, "Ronald Reagan prefiere una cumbre sosa a una reunión efectiva".

En la jornada de ayer, el presidente Reagan, sin embargo, sacó a reducir el problema del comercio del Este, dentro del amplio esquema de las relaciones con la Unión Soviética. El tema fue tratado en el curso del almuerzo dominical, pese al exquisito cuidado de los países europeos para evitarlo. Washington pretende unir la política defensiva al problema del comercio con el Este, algo que los europeos, por aquello de la cercanía de las fronteras y de lógico interés económico, no desean. Por la noche, estaba previsto que los líderes hablaran del Oriente Próximo en el curso de la cena.

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