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Un temerario abierto al conflicto de intereses

La agenda más o menos estricta de la reunión contempla cuatro puntos importantes, aunque alguno de ellos -el comercio con el Este- es una concesión a los norteamericanos. Estos son los bloques temáticos:

1. Situación económica. Las perspectivas de una recuperación sostenida son claras y ciertas por vez primera en cinco años. Esta incipiente recuperación, que se registra ya en economías como la norteamericana y la alemana, es conveniente aprovecharla al máximo y sentar las bases para que se extienda al Tercer Mundo.

Washington pretende demostrar que la base de esta recuperación se encuentra en las políticas deflacionistas previas, que han buscado controlar la inflación y devolverla a los niveles existentes en los años sesenta; es decir, inferiores al 3% / 4%.

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2. Política económica. Reagan quiere insistir en que sólo políticas económicas que persiguen la salvación individual (de lo que se trata es de poner la respectiva casa en orden) permiten, a la larga, una salida global para todos. En otras palabras, lo que Reagan desea es atajar las críticas europeas.

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El individualismo -dicen los europeos- se traduce en altos tipos de intereses y en monedas sobrevaloradas como el dólar. Este tipo de políticas puede beneficiar a. un país, pero perjudican al resto. Una política más solidaria en este terreno se considera fundamental, por los representantes europeos.

Crisis y comercio

3. Comercio mundial y endeudamiento. La crisis económica ha provocado un fuerte constreñimiento del comercio mundial. Con una importante caída de las transacciones se agravan los problemas de relanzamiento económico. La disminución del comercio mundial es una consecuencia, o quizá un factor más, de la crisis, aunque quizá haya sido ésta la que haya estimulado las fuertes tendencias proteccionistas.

Una solución a los dos problemas es fundamental, ya que, aparte de impedir la recuperación, agravan otro aspecto de la crisis mundial: el financiero. El grave endeudamiento de los países en desarrollo es, precisamente, una derivación de las tendencias proteccionistas y de la imposibilidad de estos países de obtener recursos mediante la vía clásica de incrementar sus exportaciones. La continuación de la asistencia financiera a estos países se convierte en una tarea prioritaria para el mundo desarrollado.

4. El comercio con el Este. Aquí se entra ya en el terreno político. Reagan, obsesionado con las relaciones entre los dos bloques, no ceja en su empeño de querer demostrar que es incongruente una política férrea en el terreno defensivo si, simultáneamente, se mantiene otra laxa en el frente económico.

¿De qué sirve, dice Washington, acorralar a Moscú militarmente, si luego se le asiste para financiar una política defensiva mucho más agresiva que la occidental?. Los países europeos disienten de esta interpretación, ya que, más cercanos a las fronteras soviéticas, necesitan mantener unas relaciones de buena vecindad, especialmente la República Federal de Alemania.

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