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El futuro de las relaciones comerciales hispano-argelinas corre peligro

Por primera vez desde que se hiciera constar en declaraciones oficiales la voluntad política de globalizar las relaciones entre España y Argelia, se ha revelado en la capital argelina el estado de sensible crispación en que se encuentran las negociaciones sobre el gas natural, de las que dependen el ritmo y la forma que adoptarán las futuras relaciones y el margen de coincidencia política. El capital de confianza creado por las visitas de los Reyes de España y el vicepresidente del Gobierno podría verse disipado, según datos concordantes en pocos meses, poniendo en grave crisis la cooperación entre los dos países.Las conversaciones a nivel técnico entre expertos españoles y argelinos en el tema energético se encuentran prácticamente en punto muerto, sin posibilidad inmediata de que se llegue a un acuerdo transitorio sobre precios y cantidades de gas natural licuado que España desea importar de Argelia.

Lo que parece más grave es la impresión que tienen los negociadores argelinos de que existen sensibles diferencias de apreciación del problema entre el ministro español de Industria y Energía, Carlos Solchaga y los expertos de la delegación española que negocia el reajuste del contrato firmado por Enagás en 1974. Con respecto a cantidades, el propio Solchaga ha reconocido que Argelia ha tenido que sensibilizarse al argumento expuesto por la parte española en el sentido de no poder comprar lo que no se puede consumir; por tanto, los 45.000 millones de termias acordados en el contrato se reducirían al límite amplio de las capacidades españolas, fijándose una compensación financiera en base a cálculos que toman en consideración el coste de las inversiones efectuadas por Argelia en la unidad de licuado instalada en Skikda, que sirve el citado contrato.

Salvado este primer escollo, argelinos y españoles han presentado cifras de compensación diferentes, sin que se hayan podido definir los límites de un acuerdo. Pese a ello, las cifras barajadas por la delegación española son negociables, según lo expresado en la última reunión celebrada días pasados en Argel.

El mayor escollo

El más grave escollo en estos momentos concíerne al precio del gas natural, en el que Argelia no puede ir a una política diferente con España de la adoptada con los demás clientes, en particular Francia,e Italia. Lo que debe añadirse es que unas de las cláusulas existentes en el contrato Enagas indica que el precio será alineado con el que se fije en los contratos de clientes europeos. El precio al que está abonada España es de 2,88 dólares el millón de unidades térmicas en norma británica BTU, por debajo del precio europeo. La defensa que hacen los argelinos de la indización del precio del gas natural en función de su paridad térmica con el crudo se ha traducido en la firma de contratos con Francia (9.150 millones de metros cúbicos anuales), Italia (12.500 millones de metros cúbicos) y Bélgica (5.000 millones anuales). En los dos primeros casos, los Gobiernos han establecido un fondo de financiación para ajustar el precio al nivel europeo.

La opción política adoptada por París y Roma no sólo reconforta la tesis argelina, sino que le permite disponer de una base de negociación, por debajo de la cual lo único que puede discutirse es el tema de las compensaciones comerciales. El contrato Enagas ata, además, a España de pies y manos, en la medida en que no sólo se incluye la cláusula take or pay (tome o pague), sino la de una indización con el precio europeo. La flexibilidad argelina no puede traducirse en los 2,88 dólares el millón'de unidades térmicas, porque supondría crear un grave precedente en las relaciones con otros clientes europeos.

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