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Un delicado 'cuaderno'

Son tres copiosos volúmenes, con centenares de páginas. Es el temible cuaderno de cargos que establece las condiciones necesarias para que un país pueda ser la sede del Mundial de fútbol de 1986. El documento, que llevó al Gobierno de Colombia a resistir de organizar la Copa del Mundo, determina que el país sede debe disponer por lo menos de 12 estadios, con una capacidad mínima de 40.000 personas y una máxima de 80.000, seguridad para todos los jugadores, y funcionarios oficiales, así como para espectadores, antes, durante y después de los partidos, y medios de transporte.Precisa también de una red hotelera capaz de albergar a millares de personas, una red internacional de telecomunicaciones, libre tránsito de moneda de cualquier país y una larga serie de exigencias que deben unirse al aval del gobierno. Todos los problemas se han multiplicado al elevar el número de selecciones, que necesitan un mínimo de 12 estadios con las dos terceras partes de las localidades sentadas. El coste de estas operaciones y mejoras de la infraestructura alcanza niveles financieros enormes y algunos expertos consideran que representa un peligro real para la Copa del Mundo. En plena crisis económica, estiman, no resultaría dificil que un país organizador se viera obligado a renunciar en el último momento ante la imposibilidad de cumplir las exigencias del cuaderno de cargos y no diera tiempo para encontrar el sustituto.

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Éste es el caso ocurrido con Colombia, cuyos dirigentes protestaron ante la FIFA por el hecho de que cuando pidieron el Mundial, el campeonato lo disputaban 16 equipos y el torneo no era tan suntuoso. Se exigía la modernización de la iluminación en algunos estadios. Los colombianos respondieron que todos los partidos se iban a jugar de día. Todas las ciudades sedes tenían que tener un aeropuerto que cumpliera las normas de la IATA y además estar enlazadas por una red de ferrocarriles y carreteras. Esta petición hizo declarar a un dirigentes colombiano que "los directivos de la FIFA no han visto un mapa de Colombia en su vida", ya que el relieve colombiano hace imposible la comunicación por ferrocarril. Los precios de los hoteles se tenían que congelar desde enero de 1986. Los impuestos sobre las entradas no ipodían superar el 15%. Las comisiones para las agencias encargadas de vender entradas tendrían que ser menores del 10%. Estas últimas exigencias fueron calificadas como intento de viollar la soberanía colombiana. El pleno de cargos vino a destruir prácticamente la iniciativa de la empresa privada, que pensaba hacerse cargo de la financiación del Mundial.

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