Seria advertencia de Boyer en el Congreso contra el excesivo crecimento de los salarios
El Pleno del Congreso inició ayer el debate de las seis enmiendas a la totalidad de los Presupuestos Generales del Estado para 1983 formuladas por todos los grupos de la oposición. El ministro d Economía y Hacienda, Miguel Boyer, advirtió al presentar el proyecto de ley contra el riesgo de que se sobrepase el objetivo del 12% de promedio del incremento salarial pactado para este año. En defensa de la enmienda del Grupo Popular, Manuel Fraga acusó al programa económico del Gobierno de "injusto y peligroso para la convivencia pacífica y para la estabilidad democrática", mientras que Miquel Roca, por la Minoría Catalana, fijo que no quería ser catrastrofista, aunque no ahorró críticas al Gobierno.Miguel Boyer, en una intervención de 100 minutos de duración para explicar, el contexto económico de los presupuestos, manifestó que la lucha contra la inflación debe verse facilitada por una actítud de moderación salarial. Recor dé que el Aciaerdo Interconfederal tiene un límite superior ligeramen te por encima del 12% de la inflación prevista, y que la media de los convenios firmados sitúa el incremento producido en los primeros meses de este año en un 11,65%. "Debo advertir, desde esta tribuna", dijo, "contra el riesgo de que, a causa de deslizamientos se sobrepase el objetivo promedio del 12% sin compensarlo con otras reducciones de los costes unitarios, lo cual, o relanzaría la inflación anulando los esfuerzos hechos y las posibilidiades futuras de competitividad, o deterioraría la situa ción de las empresas y, por tanto, las posibilidades de la inversión y el empleo".
Manuel Fraga atacó duramente al Gobierno, más que por los presupuestos adebate, que reconoció razonables en algunos aspectos por el programa económico gubernamental, según él fruto de las concesiones del PSOE a su ala izquierda. Estimó que la proletarización de las clases medias y el carácter tercermundista e interven cionista del programa económico socialista significa una amenaza para la convivencia pacífica y la estabilidad de la democracia en el próximo futuro.
Fraga, que escuchó murmullo desaprobatorios y en otra ocasión risas, como cuando dibujó los perjuicios que las incompatibilidades producirían a los funcionarios de clase media, contestó a unos y a otros, sin inmutarse: "Es una forma de argumentat; cada uno tiene la suya". Boyer replicó a Fraga que lo realmente peligroso para la paz civil es la contraposición entre las clases realizada por el líder aliancista.
Páginas 13 y 14
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