Mitterrand cree que la paz reposa en el equilibrio entre el Este y el Oeste

El presidente de la República Francesa, François Mitterrand, desbarató ayer los rumores de los últimos días sobre un posible cambio en la actitud de Francia en materia de defensa europea. En la conferencia de prensa que cerró la cumbre franco-alemana, celebrada durante dos días con el canciller de la República Federal de Alemania (RFA), Helmut Kohl, Mitterrand reafirmó solemnemente que, para Francia, "la garantía de la paz reposa en el equilibrio de fuerzas Este-Oeste", lo que conlleva, en caso de fracaso de las conversaciones de Ginebra, que ayer se reanudaron, "la instalación de misiles Pershing en cinco países de Europa Occidental" pertenecientes a la OTAN.Últimamente se especulaba sobre la eventualidad de que la diplomacia francesa cambiara bruscamente de rumbo en lo referente a la defensa europea. Estas hipótesis se fundaban en que el Gobierno de París, a cambio del apoyo a Bonn en el tema del despliegue de los euromisiles, exigiría una colaboración económico-monetaria por parte de los alemanes para reforzar las posibildades de éxito de la política de austeridad implantada por los socialistas el pasado mes de marzo. Esta colaboración, tras la cumbre de París, no parece evidente, y quizá por ello Mitterrand ha querido dejar bien claro que la cuestión de la seguridad occidental es un asunto específico y autónomo.

Al término de las conversaciones germano-francesas ha quedado patente que el único punto de acuerdo profundo entre los Gobiernos de ambos países es el de la defensa de Europa. Esto no es poco, y se valora como determinante, pero lo cierto es que los franceses, con vistas a la cumbre de los siete países más industrializados, prevista para finales de este mes en Williarrisburg, hubiesen querido contar con la complicidad alemana para combatir la locura del valor ascendente del dólar y para apoyar la propuesta de Mitterrand tendente a lacreación de un sistema monetario que regule la cotización de las monedas.

París también ha insistido en que la RFA debiera forzar su papel de locomotora de la reactivación económica, lo que favorecería la evolución positiva de la estrategia económica francesa y, de paso, recortaría el déficit, del comercio entre ambos países, negativo para Francia.