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Entrevista:

Figuereido: "Estamos viviendo en Brasil la consolidación del proceso de redemocratización"

En las últimas dos semanas se aprecia un intento evidente del presidente brasileño de dejar claro que la coordinación de su sucesión es un asunto que no piensa soltar de su mano tan fácilmente como suponen algunos medios políticos oficiales y de la oposición. En la entrevista a EL PAIS, Joáo Baptista Figueiredo admitió por primera vez que, más que posible, es probable que el próximo presidente sea un civil.Pregunta. El proceso brasileño de redemocratización se encuentra en una etapa delicada, negociándose políticamente la opción entre un civil y un militar para la elección presidencial indirecta en 1984. ¿Qué piensa usted sobre la eventual presencia de un civil en la presidencia brasileña y hacia dón de se orientan sus preferencias como conductor del proceso suce sorio?

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Respuesta. El candidato del Partido Democrático y Social (PDS), partido que ostenta la mayoría en el colegio electoral, será escogido por la convención del partido. Que el candidato sea civil o militar es irrelevante en este proceso. Lo que importa son sus cualidades políticas, su capacidad para continuar el proceso de consolidación democrática y la confianza que inspire a la nación.

P. Se habla oficialmente del regreso de los militares a los cuarteles. ¿Cuáles son las principales etapas políticas en ese proceso de alejamiento de los militares de la dirección del país?

R. El Gobierno brasileño es un gobierno civil y democrático. Vivimos actualmente en un período de consolidación del proceso de redemocratización. Ese proceso se verá beneficiado por la práctica de las instituciones democráticas, por la libre convivencia entre las diversas fuerzas políticas del país y por la regularización de las elecciones.

P. Una reciente encuesta apuntó una preferencia mayoritaria por elecciones directas y por un civil en la presidencia. ¿Esa manifestación puede alterar algún componente en la actual política de su Gobierno?

R. No se prevé ninguna enmienda constitucional que altere el sistema de elección del presidente de la República. Es posible -más que posible, probable- que sea escogido un civil para el cargo de presidente. Repito, no obstante, que lo importante para el futuro de la democracia brasileña no es la condición de civil o militar del próximo presidente. Importan sus cualidades y aptitudes para dar continuidad al proceso de consolidación de la democracia.

P. El concepto de seguridad nacional, uno de los pilares del actual régimen militar implantado en 1964, sufre contestaciones de importantes sectores de la sociedad brasileña. En el proceso de transición efectuado por su Gobierno se considera inconcluso el proceso de reforma de esa ley, de la ley de huelga, de la ley de Prensa y la vuelta del poder controlador del legislativo. ¿Esas reformas pueden ocurrir todavía durante su Gobierno?

R. Aunque la ley esté, por principio, destinada a seguir en vigor durante largo tiempo, la rectificación de los textos legales es un proceso natural. De esta manera, la modificación de cualquier ley debe ser considerada como un hecho común. La oportunidad y conveniencia de esas modificaciones están sujetas a decisiones emanadas del interés público.

P. El papel que ocupa hoy la actual política exterior brasileña en América Latina es importantísimo. Parece haber un movimiento coordinado de los militares, principalmente en el Cono Sur, en el sentido de alejarse del poder. ¿Cuál es, a nivel interno y externo, el papel de Brasil en ese proceso?

R. Las posiciones de Brasil en el sistema internacional siguen rigurosamente el principio de la no intervención. Ese principio lo observamos con el respeto más estricto, evitando emitir opiniones sobre lo que sucede en el escenario interno de otros países.

De esta manera, la pregunta no tiene sentido para quien conoce las líneas de actuación de la política exterior brasileña. Sólo añadiré que los movimientos de transformación política en América Latina obedecen por regla general a dinámicas nacionales, y no conozco ningún movimiento coordinado, de quien quiera que sea, para tal o cual efecto político en el sur del continente.

P. La política exterior brasileña hacia América Central está provocando roces con Estados Unidos. Hay incluso divergencias entre Brasil y Estados Unidos en la defensa de soluciones para los conflictos en la región. La intervención directa de Estados Unidos puede generar problemas de seguridad para América Latina, generando conflictos en otras regiones.

R. Desconozco cualquier declaración o actitud de autoridades norteamericanas que objeten la política brasileña en América Central. Brasil y EE UU son dos países amigos, que han mantenido un intercambio rico y denso durante más de siglo y medio. Aprendimos a coincidir y a disentir durante ese proceso a cualquier nivel de nuestras relaciones, donde son rigurosamente observadas las reglas del respeto mutuo y la no injerencia. Justo porque somos países diferentes es natural que en ciertos asuntos tengamos posiciones diferentes. Ése es un dato bilateral positivo.

P. ¿Qué tipo de intervención hay, en la región, de fuerzas ajenas a los problemas nacionales de esos países?

R. Sobre América Central no creo que quepa comparar la posición brasileña con la norteamericana. Tenemos una posición de principio clarísima, y consiste en la necesidad de que los problemas sean abordados sin ningún tipo de intervención o injerencia externas, incluidas las clandestinas. Por otra parte, creemos que las soluciones deben ser buscadas en el campo político, por medio de negociaciones diplomáticas que deben ser legítimamente reconocidas. Por esas razones, hemos apoyado los esfuerzos de paz para la región, incluido el grupo de Contadora.

P. Algunas alianzas tradicionales, como, por ejemplo, la de Argentina con Estados Unidos, sufrieron recientemente retrocesos en función del conflicto de las Malvinas. Hay conflictos por todo. el continente, como los del Beagle, Esequibo, los problemas fronterizos entre Perú y Ecuador, y la reivindicación de la salida boliviana al Pacífico. ¿Es América Latina un continente explosivo?

R. No. No considero a Latinoamérica un continente explosivo. Basta para ello con mirar retrospectivamente los acontecimientos vividos en nuestra región. Veremos que, aparte del conflicto de las Malvinas, sólo otra situación real de choque sucedió recientemente (Perú-Ecuador). Salvo ambos episodios, sólo encontramos otro ejemplo en los años treinta. En comparación con otros continentes, creo que América Latina es una región que ha quedado preservada de conflictos. Estoy de acuerdo, sin embargo, en que existen disputas territoriales pendientes.

P. España tiene un peso político y cultural significativo en América Latina. La visita a Brasil del Rey de España está siendo considerada como un mayor estrechamiento en las relaciones entre los dos países en el contexto latinoamericano. ¿Cómo ve usted un trabajo conjunto a nivel político y diplomático entre los dos países en el continente?

R. La visita de Juan Carlos I a Brasil constituye un marco importante para las relaciones Brasil-España y servirá para hacerlas más densas en sus variadas vertientes, con gran aprovechamiento por ambas partes. En lo que se refiere a América Latina, tanto Brasil como España practican una actuación exterior propia. Los dos países han mantenido contactos fluidos, sustanciados por consultas periódicas entre los respectivos ministros de Asuntos Exteriores, sobre la situación internacional y las relaciones bilaterales entre ambos países.

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