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SEGUNDA CORRIDA DE LA FERIA DE SAN ISIDRO

Chopera espera el buen tiempo

El primer festejo de la feria de San Isidro salió algo deslucido por la lluvia pero la empresa no quiso suspender la novillada para no defraudar a los aficionados que se habían desplazado a Madrid. Por otra parte, la entrada no fue mala; Chopera se defendió en la taquilla. Luis Álvarez, portavoz de la empresa, dice que el hombre del tiempo le ha informado de que se acerca un anticiclón al barrio de Las Ventas y que las próximas corridas se celebrarán con el "sol y moscas" que tradicionalmente precisa la fiesta nacional."Hay una buena lona que se coloca para proteger la arena, y al comenzar la corrida el piso estaba en buenas condiciones", dijo ayer Álvarez. "Como todavía no llovía, no había motivo para suspenderla". Cuando Luis Miguel Campano cortó una oreja con su segundo novillo noblísimo de Carmen Espinal de Blázquez, el público salió más o menos contento de la plaza.

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Álvarez afirmó que el abono de la feria se ha vendido muy bien este año, debido en gran parte al nuevo sistema que permitía a los aficionados reservar su bloque de billetes -con el depósito del 20% de su valor- antes de saber las combinaciones definitivas de los carteles. "Unas 2.500 personas optaron por emplear este nuevo sistema", añadió Álvarez, "y ni una sola se echó para atrás". Manifestó que desde que la empresa Chopera rige esta plaza ha doblado el número de abonados, hasta llegar a los 8.000.

Uno de los actos taurinos más concurridos sigue siendo el apartado de los toros que se van a lidiar por la tarde. El domingo al mediodía había varios centenares de aficionados que se acercaron a los corrales de la plaza para admirar los bien armados toros portugueses de Murteira Grave. Entre este público, muchos niños, que por su reducida estatura se cuelan entre las piernas de los mayores para así poder ver mejor la operación de mover las reses desde un corral a otro. Así se crea afición. La destreza de los cabestros y los señores que manejan los portales es realmente admirable. Unos altavoces anuncian los números de los toros, sus nombres, sus fechas de nacimiento, pelaje y orden de lidia. Todo un espectáculo. Entre estos aficionados hay algunos que sorprenden por la profunda atención con que observan los toros. Luego van a la plaza para seguir estudiando las reses.

Mientras los aficionados llenaban los bares después del apartado para hablar de toros, en el acceso al tendido, siete de la plaza se descubría una placa conmemorativa a Ronquillo, el gran aficionado que durante años comentaba las incidencias de la lidia y criticaba a toreros, ganaderos y la actuación de la presidencia. El acto pasó casi desapercibido, a diferencia de la presencia siempre ocurrente y celebrada del desaparecido Ronquillo.

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