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Querer y poder

Camisa rosa y pantalón crudo, y con ese gesto suyo de sacudir los hombros a ritmo rumbero, Serrat consiguió anteanoche, en el Palacio de los Deportes de Madrid, lo que parece imposible: dar un recital íntimo, casi confidencial, ante alrededor de 9.000 espectadores. Entró cantando Hoy puede ser un gran día, su himno de batalla, y cuando le tocó el turno a Cada loco con su tema, la canción que da título al elepé que sacará en breve, ya el público sabía que tenía delante al Serrat de siempre.Es una declaración de principios: "Prefiero los caminos a las fronteras / y una mariposa al Rockefeller Center / y el farero de Capdepera al vigía de Occidente". Y también: "Prefiero querer a poder, hacer a pensar, / amar a querer, besar a reñir, / bailar a desfilar / y disfrutar a medir /. Y antes que nada soy / partidario de vivir".

Una sola canción en catalán, la tradicional El testament d'Amélia, y temas tan entrañables como Mediterráneo, No hago otra cosa que pensar en ti, A quien corresponda, Piel de manzana, Tu nombre me sabe a yerba, dieron forma, junto con siete canciones inéditas, al festival de Serrat, que interpretó también tres poemas de Antonio Machado: Las moscas, Cantares y La saeta; y fue con el segundo con el que el público puso su emoción a tope y las bengalas y mecheros en plan rutilante. Y resultaba por lo menos sorprendente ver al ministro de¡ Interior enmarcado por. dos resplandores como dos ciriales.

Además de Barrionuevo, en las primeras filas se encontraban ministros como De la Quadra, Maravall y Barón; la esposa del presidente del Gobierno, Carmen Romero; los escritores Maria Aurelia Capmany y Jaume Vidal Alcover, la actriz Mánica Randall y el rockero Miguel Ríos, que se dejó las manos aplaudiendo a su colega. El alcalde, Tierno, llegó tarde, muy tarde, cuando Serrat iba a atacar su último tema, antes de las propinas, que le ocuparían 20 minutos. Tierno llegó poco antes de Para la libertad y se llevó los aplausos que no fueron para Joan Manuel.

Tras el recital, todos acudieron al camerino a felicitar a Serrat, quien poco antes se había ganado una ovación extra al anunciar que regalaba una canción -es decir, todos los derechos de autor que genere- al Comité de Solidaridad con los Afectados del Síndrome Tóxico. Es, precisamente, una canción que empieza así: "No esperes que un hombre muera para saber / que todo corre peligro, / ni a que te cuenten los libros / lo que están tramando ahí fuera".

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