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Reportaje:Tunicia, entre la sucesión de Burguiba y la construcción del Gran Magreb / y 3

La constancia en el largo camino hacia la unidad norteafricana

El prestigio internacional de Burguiba, que se traduce en la obtención de cuantiosas inversiones extranjeras, comenzó a forjarse durante los largos años de prisión que el líder de la independencia tunecina pasó en las cárceles francesas. Los norteamericanos no olvidan, por ejemplo, que padeciendo prisión en la Francia ocupada por los nazis, Burguiba supo resistir las presiones de éstos y los colaboracionistas galos, como el tristemente célebre Klaus Barbie, para que los independentistas apoyaran al Reich en una zona donde se libraron importantes batallas entre el Afrika Korps de Rommel y los aliados. Burguiba, en aquel dificil momento, supo mantenerse fiel a sus ideas democráticas. Desde entonces, su palabra es tenida muy en cuenta por Estados Unidos, y sus peticiones de ayuda económica siempre fueron escuchadas y atendidas. Pero Burguiba no ha querido cerrar sus puertas al otro bloque, ha visitado los países del Este y mantiene relaciones comerciales y diplomáticas con todos ellos. Por otra parte, el Partido Comunista es el único grupo de la oposición tunecina que está legalizado.El portavoz oficial de la Organización para la Liberación de Palestina, Ahmed Abderramán, en recientes declaraciones a EL PAIS con motivo del asesinato en Portugal del embajador palestino ante el Congreso de la Internacional Socialista, Isam Sartauil se declaraba satisfecho de la libertad de movimientos que la OLP tiene en Tunicia y de la solidaridad árabe y tunecina, aunque añadía: "Ninguna persona puede estar contenta fuera de su patria. Los 15alestinos,. seguiremos lubliandó, en todos . los frentes para ganamos el derecho a vivir en nuestro propio país".

Construir el Gran Magreb

Desde los tiempos en que Burguiba provocó la escisión del antiguo Partido Desturiano, creando el Neo Destur (hoy PSD) que dirigiría el proceso de independencia de Tunicia, el anciano y tenaz presidente ha defendido la idea de la construcción del Gran Magreb por encima de los cinco Estados que configuran esta región norteafricana. No hay duda de que la unión o la simple confederación de Marruecos, Argelia, Tunicia, Libia y Mauritania (una vez solucionado el escabroso conflicto saharaui, en el que España sigue implicada, al menos moralmente) daría un peso específico mayor a una región deprimida, pero rica potencialmente (petróleo, fosfatos) y muy importante para los intereses estratégicos internacionales. ¿Pero cómo poner de acuerdo a Hassan II, de Marruecos, con el coronel Gadafi, de Libia? ¿Cómo adecuar un sistema de economía planificada como el de Argelia con un mercado dependiente de los capitales extranjeros como el marroquí?

Enfrentados entre sí, todos los Estados de la zona mantienen buenas o aceptables relaciones con Tunicia. Burguiba puede alardear de ser el único capaz de sentar a la misma mesa a enemigos irreconciliables. Y su capacidad de convencimiento en este asunto es grande, ya que sus ideas siguen siendo las mismas que defendía hace 63 años cuando era un joven revolucionario independentista: todos los pueblos del Magreb son hermanos. Son 50 millones de personas, con la misma religión y la misma cultura, que han vivido el mismo proceso histórico y la misma lucha contra el colonialismo. Las fronteras entre los cinco Estados que lo componen son fronteras políticas, sin existir ninguna, natural entre ellos. Además noconviene olvidar que, desde hace 13 siglos, gentes de todo el Magreb y los nómadas del gran Sáhara peregrinan a la ciudad santa de Kairuán (la cuarta en categoría de todo el mundo islámico, después de La Meca, Medina y Jerusalén), enclavada en la inmensa estepa central de Tunicia. Ningún dirigente se atreve a desoír la llamada a la unidad del veterano Burguiba.

Culminación gradual de un largo proceso

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Actualmente acaba de celebrar se la conmemoración del 2.5 aniersario de la Carta de Tánger, primer documento de unidad magrebí, firmada el 30 de abril de 1958 por el Frente de Liberación Nacional de Argelia, el Neo Destur tunecino y el Istqlal marroquí, los tres partidos que forjaron la in dependencia de sus respectivos países. La diplomacia tunecina, dirigida por el ministro de Asuntos Exteriores, Bejo Caid Esebsi, no descansa desde hace meses y va tejiendo hilos de unidad magrebí en tomo a Habib Burguiba. El realismo diplomático tunecino se concretaría en una serie de pasos graduales que conducirían primero al acercamiento entre Argelia y Marruecos, con Tunicia como catalizador. El problema saharaui podría solucionarse permaneciendo la zona ocupada por Marruecos como provincia del mismo y creando un mini-Estado saharaui independiente en la zona que los acuerdos tripartitos de Madrid de 1975 adjudicaron a Mauritania y que posteriormente fue ocupado por Marruecos para luchar contra las guerrillas del Frente Polisario. La nueva República Árabe Saharaui Democrática (RASD) pasaría a depender de la Confederación del Gran Magreb, en la que también estaría representado Marruecos. Una vez resuelto el tema saharaui, Argelia, Marruecos y Tunicia invitarían a adherirse a la confederación a Mauritania y Libia.

Gadafi difícilmente podría negarse a una unión que él tantas veces ha proclamado demagógicamente y que intentó llevar a la práctica con Tunicia en 1974. En esta fecha se firmaron en territorio tunecino los acuerdos de la isla de Jerba, por los cuales Libia y Tunicia pasaban a formar la República Unida Islámica. Sin embargo, la unión no duró ni tres días y Burguiba dio marcha atrás, desligándose de Gadafi, quizá por fuertes presiones internacionales pro occidentales, para las que el coronel libio es la bestia negra de la región. Gadafi. se encuentra ahora tan aislado diplomáticamente (sólo posee el reciente tratado de ayuda mutua, firmado con los soviéticos) que ha comenzado a preocuparse por su propia situación interna y no tendría otra opción que adherirse sin condiciones al Gran Magreb construido por su hermano el presidente Burguiba, según el lenguaje que siguen utilizando los comunicados conjuntos libio-tunecinos.

Libia reclama a Tunicia 38.969 kilómetros cuadrados de desierto y no admite que los tunecinos exploten yacimientos petrolíferos costeros que son prolongación de las grandes bolsas de crudo de Libia. En este último país trabajan unos 50.000 tunecinos, a los que Gadafi ha amenzado en ocasiones con expulsar cuando las relaciones entre Trípoli y Túnez han atravesado momentos de tensión. Uno de éstos ocurrió en 1976, tras la fracasada unión de 1974, pero el incidente más grave fue sin duda en 1980, cuando un grupo de unos doscientos jóvenes tunecinos, entrenados en Libia, protagonizaron una rebelión armada en la localidad de Gafsa, intentando deponer al Gobierno de Túnez. Burguiba actuó con extraordinaria prudencia, acordonando la zona para evitar la expansión de la rebelión militar y utilizando el despliegue del ejército tunecino para que los sublevados acabaran rindiéndose al cabo de una semana. Las relaciones con Libia quedaron rotas y los dirigentes del comando atacante fueron ejecutados. Es muy digno de resaltar que, inmediatamente de conocida la rebelión de Gafsa, Estados Unidos y Francia ofrecieran a Burguiba "ayuda militar incondicional" para "repeler la agresión" y advirtieran que no tolerarían "la ruptura de estabilidad potlítica en un área tan vital como el Mediterráneo".

El futuro de Tunicia

¿Qué ocurrirá en Tunicia tras la desaparición física de Burguiba? ¿El Gran Magreb podrá construirse antes de su muerte? La transición política sólo está preparada a nivel oficial, pero falta el pacto con las fuerzas reales de la oposición, el consenso político vendible y aceptable en la calle.

La paz social firmada entre la UGTT y el Gobierno en 1977, por cinco años, acabó en 1982 y estuvo a punto de quebrarse tras la represión de la huelga de transportes de 1978. La oposición sigue exigiendo responsabilidades por los doscientos muertos que llenaron de sangre las calles de Túnez. En 1982 y lo que va de 1983, la UGTT ha conseguido aumentos sustanciales de salarios, frente a la debilidad política del Gobierno, pero eso amenaza con disparar la inflación y disminuir la competitividad internacional del país.

"El desarrollo económico ha servido para crear una pequeña capa de nuevos ricos, capaces de coger un avión para ir a esquiar a los Alpes italianos durante un fin de semana, pero amplios sectores populares siguen alimentándose de macarrones y pan untado en " -una salsa potentísima hecha a base de aceite y guindillas en polvo-, confiesa apesadumbrado un dirigente sindical, frente al monumento a los mártires de la independencia, en-la ciudad costera de Souza (Sousse). Al fondo, la silueta de la estatua ecuestre de Burguiba se recorta sobre el cielo limpísimo de Tunicia, un país que es obra de su tenacidad y habilidad. Una tierra antigua donde han vivido fenicios, cartagineses, romanos, vándalos, bizantinos, árabes, turcos y franceses. "Una sonrisa en el Mediterráneo", como dice la propaganda turística, donde sus habitantes comienzan ya a llorar la pérdida del padre de la patria, alguien irrepetible, para el que desgraciadamente no hay recambio. Es la hora de la madurez, la moderación, el diálogo y la convivencia. La hora del pacto. La hora de la democracia.

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