Lledó propone una nueva perspectiva para acercarse a Ortega
Emilio Lledó, catedrático de Historia de la Filosofía, propuso una nueva perspectiva para acercarse al pensamiento de Ortega y Gasset que supere los niveles habituales de la fraseología, tanto de las alabanzas como de los vituperios, y una reflexión sobre el significado de la escritura a partir de su obra, en una conferencia pronunciada anteayer en la Fundación Ortega y Gasset. El conferenciante propuso, en primer lugar, al pie de la cita de un ensayo de José Ortega y Gasset titulado Fraseología y sinceridad, superar el nivel de fraseología para no caer "en el peor de los aplanamientos, aquel que convierte a la realidad y los hombres en el inconsistente producto del consumo indigesto, de los alimentos adulterados".
La frase, dijo Lledó, tiende a redondear la realidad, a añadirle un suplemento falso, en vez de ajustarse al perfil de las cosas y detenerse donde éste concluye.
De ahí la consideración que formula a propósito de las interpretaciones enlatadas de la obra de Ortega: "Encastillado en la fraseología que podía, en muchos momentos, trivializarlo, el nombre de Ortega, alejado de su propia obra, e incrustado en la de alguno de sus apologistas, podía haber significado un importante aliciente para las generaciones posteriores: su indudable relieve, su capacidad de agresividad ante ciertas formas de mediocridad, la alegría y el optimismo fuerte de su estilo y, por supuesto, la mirada amplísima, enormemente curiosa y ávida de entender y percibir que, como buen espectador, le acompañó continuamente".
La inserción de Ortega en la historia de España fue valorada así por Lledó: "No creo que haya otro filósofo europeo -ni siquiera Sartre, fundador de otra Revista- que en años cruciales para la vida de su país estuviera más presente en el palpitar diario de los sucesos políticos. Sus dos tomos de escritos políticos son una prueba sobrecogedora de cuáles fueron sus verdaderos intereses. El desgranarse en el latido de cada suceso, su crítica implacable, irónica, certera, al fanatismo, a la estupidez de ciertos prohombres públicos. Su visión casi siempre certera de algunos hechos transcendentes de la vida española, su compromiso diario, son un testimonio ejemplar".
Después de citar algunos textos de Ortega, de su Misión del bibliotecario, y de considerar "un inmenso rastreo por la cultura y la vida de su tiempo" la obra de El espectador de "un gran teatro del mundo para ser mirado y para ser dicho", Lledó dijo que sólo la palabra convierte al ser humano "en un ser realmente vivo, porque no sólo dice el mundo sino que, al decirlo, lo transforma; al comunicarlo e intersubjetivizarlo puede realizar el decir en praxis, la voz en objeto".
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