Alfonsín denuncia un pacto entre el sindicalismo peronista y sectores militares
Horas antes de abandonar Buenos Aires con destino a Madrid (donde participa en el Encuentro en la democracia sobre América Latina), Raúl Alfonsín, precandidato del partido radical a la presidencia de la nación, denunció el pacto secreto entre un sector de las fuerzas armadas y el sindicalismo peronista."Por lo que a mí me ha llegado", afirmó Alfonsín, "son acuerdos que se producen entre los generales Nicolaides, Nelson y Trimarco y algunos hombres del sindicalismo. Esto constituye un pacto que nada tiene que ver con la democracia que todos necesitamos". Fernando de la Rúa, el otro precandidato radical, reprobó también el pacto, criticando toda oligarquía, "uniformada o no".
Los dos candidatos radicales, duramente enfrentados, coinciden así en el rechazo de este matrimonio, que perpetuaría la influencia de la actual cúpula militar y de las 62 organizaciones peronistas lideradas por el metalúrgico Lorenzo de Miguel. Pese a los continuos desmentidos de los sindicalistas, pocos dudan aquí de esta pinza a punto de cerrarse entre los militares, que quieren seguir tutelando la democracia en ciernes, y los sindicatos peronistas, de feroz anticomunismo. La CGT Azopardo (la primera en colaborar con la Junta y ahora en un segundo plano ante los militares) ha amenazado con un paro de 48 horas si sigue el cuchicheo entre Lorenzo de Miguel y los uniformados.
El próximo jueves, la radio y la televisión conectarán en cadena, y una voz en off sobre imágenes del terrorismo dará a conocer el documento de la Junta Militar sobre su guerra antisubversiva.
Por otra parte, continúan los preparativos del Lago Lacar, que zarpará el sábado rumbo a las Malvinas con familiares de fallecidos argentinos. Y la flota de mar, con el portaviones 25 de mayo a la cabeza, ha abandonado el puerto de Belgrano y navega frente a la costa atlántica con rumbo sur; se ha retrasado el licenciamiento de una quinta y se ha adelantado el reclutamiento de otra, remitiéndose las tropas al sur patagónico. Aquí se estima que, al igual que Galtieri hace un año con las Malvinas, Pinochet (enfrentado con la Iglesia, con una multipartidaria activa, terrorismo urbano diario y amenazas de huelga general) necesita ahora una guerra por el canal de Beagle. Lo que faltaba.
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