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La Unión Soviética y España concluyen hoy un nuevo convenio de navegacion, que modifica el acuerdo vigente

Los Gobiernos de España y de la Unión Soviética rubricarán probablemente hoy el primer convenio comercial marítimo que se ha negociado entre los dos países desde la etapa franquista. En las negociaciones, que a última hora de ayer estaban prácticamente concluidas, salvo algunas diferencias en la regulación de los llamados, "tráficos libres", se separan por primera vez las relaciones comerciales de las pesqueras.

Las relaciones pesqueras, que son las que más conviene a España adecuar a nuestros intereses, continuarán bajo la normativa del régimen anterior hasta que se negocie uno nuevo. El convenio ha, sido negociado aceleradamente para que pueda ser firmado por el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, durante su visita oficial a Moscú a finales de mayo, según ha podido saber EL PAÍS en fuentes solventes.En las conversaciones que se han llevado a cabo en Madrid, han intervenido por parte española representantes de los ministerios de Transportes (Marina Mercante), de Asuntos Exteriores y del sector naviero español. En el nuevo convenio, España consigue una relativa reciprocidad y no concede ninguna facilidad especial (bases), a las navieras soviéticas en puertos españoles, con la excepción de las ya existentes en Canarias.

Denuncia de las 'cartas Boado'

El comercio marítimo bilateral, según las últimas cifras disponibles del primer semestre de 19,82, fue de 42.448 toneladas importadas y 177.955 toneladas exportadas por España. Sin embargo, los fletes fueron embarcados en una mayor proporción en buques soviéticos que españoles. El documento que recogía las relaciones en este sector, las llamadas cartas Boado, y que fueron denunciadas por el Consejo de Ministros en febrero, data de mediados de los sesenta, durante el régimen de Franco (1 7-2-67), y aunque su contenido ha sido mantenido en secreto, fuentes relacionadas con su aplicación coinciden en que las ventajas han estado siempre del lado soviético.

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Desde la llegada al poder del Gobierno socialista, la Unión Soviética ha mostrado gran interés en aumentar su comercio y su presencia en España -por ejemplo ha solicitado la apertura de 11 consulados- y las autoridades españolas, que no descartan explorar todas las posibilidades desean, al mismo tiempo, que el nuevo marco jurídico en el que se engloben esas futuras relaciones sean más protectoras para los intereses españoles.

Un primer paso en este sentido ha sido el de separar lo propiamente comercio mercante, de las facilidades pesqueras, que lleva la empresa mixta Sovhispan, cuya base de operaciones principal está en las Canarias. Según las fuentes consultadas por este periódico, el tema pesquero seguirá regulándose transitoriamente por el régimen de las cartas Boado, hasta que se negocie un nuevo convenio, que se presenta con bastantes dificultades, dado el interés soviético por no perder la ventajosa situación que mantiene desde hace casi quince años. Según las cifras aproximadas, Moscú paga a España unos 20 millones de dólares anuales por la utilización de sus facilidades portuarias y mercantes en Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife, cantidad ridícula si se tiene en cuenta que la URSS obtiene el 50 por ciento de su pesca de altura desde esa zona, lo que no lograría si no tuviera esa importante base de aprovisionamiento y reparación.

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