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Empeoran las relaciones interalemanas por la muerte de un ciudadano de la RFA

La muerte de un ciudadano de la República Federal de Alemania (RFA), el pasado 10 de abril, en un puesto de la Policía Popular (vopos) de la República Democrática Alemana (RDA), en una de las vías de acceso entre la RFA y Berlín oeste, ha provocado tensión entre los dos Estados alemanes.El canciller de la RFA, Helmut Kohl, anuló ayer su entrevista con el miembro del Politburó de la RDA, Guenter Mittag, en Bonn. En una conversación telefónica con el dirigente de la RDA, Erich Honecker, Kohl expresó su consternación por la muerte de un ciudadano de la RFA, al ser interrogado por la Policía Popular, y pidió que se aclaren las circunstancias en que se produjeron los hechos. Honecker aseguró a Kohl que se investigarán los hechos y, en su momento, se informará sobre lo ocurrido.

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El casó del muerto del puesto de control ha surgido de forma inoportuna, en un momento en que las dos Alemanias iniciaban una fase de buenas relaciones, a pesar del cambio de Gobierno hacia la derecha en Bonn.

Para este año se espera una visita de Honecker a la RFA; se hablaba de un viaje del presidente federal, Karl Carstens, a la RDA con ocasión del 500º aniversario de Lutero, y para ayer estaba prevista la primera entrevista de Kohl con un alto dirigente de la RDA en Bonn, Guenter Mittag, responsable de asuntos económicos en el Politburó del partido comunista.

El muerto de ataque cardiaco fue entregado a sus familiares con lesiones en la cara, que no pueden haber sido producto de una caída. Rudolf Buckert, de 45 años, casado y padres de tres hijos, fue detenido por los vopos de la RDA. Al parecer, se había detenido en un aparcamiento de la autopista que une la RFA con Berlín oeste y entregó un paquete con golosinas y emblemas del Hamburgo a un familiar residente en la RDA.

La Policía Popular le detuvo en el puesto de control de Drewitz y después comunicó a su acompañante que había muerto de un fallo cardiaco. La autopsia realizada en Hamburgo confirmó el fallo cardiaco, pero las heridas en al cara del muerto son inexplicables por causas puramente accidentales.

En Munich, el presidente bávaro, Franz Josef Strauss, ha aprovechadola ocasión para comparar a los policías de la RDA con Klaus Barbie, el carnicero de Lyon.

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