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'Marea negra' sin precedentes en el golfo Pérsico

El interminable conflicto bélico entre Irán e Irak ha causado una nueva víctima: las aguas del golfo Pérsico, que sufren actualmente una contaminación petrolífera sin precedentes y cuyas costas se ven amenazas por una marea negra de grandes dimensiones.Durante tres días, la semana pasada, los responsables de Medio Ambiente de los países ribereños del golfo se reunieron en Kuwait e intentaron, sin éxito, aproximar las posiciones intransigentes de Irán e Irak para encontrar una solución que permita el envío de técnicos a las plataformas petrolíferas de Nowrouz, explotadas por Irán y a las que Irak considera zona de guerra.

Averiados por un accidente ocurrido a principios de febrero, y después, a comienzos de marzo, atacados por las fuerzas aeronavales iraquíes, uno o varios pozos de este campo petrolífero están arrojando al golfo gran cantidad de petróleo pesado. Según un responsable iraní, el equivalente a 150.000 barriles de petróleo se ha escapado de los pozos desde hace dos meses y medio. Otras estimaciones calculan que la fuga de petróleo alcanza los 200.000 barriles, que han creado una espesa mancha que cubre una superficie de 12.000 kilómetros cuadrados.

Observaciones aéreas han permitido determinar que estas capas de petróleo están salpicadas de bolas compactas de crudo que a veces flotan entre dos aguas. Las manchas se desplazan a la deriva empujadas por los vientos y las corrientes, a veces violentas y siempre imprevisibles, que agitan este mar, cuya profundidad media es de 35 metros.

En varias ocasiones esta marea negra se ha aproximado peligrosamente a las costas, pero la cantidad de petróleo que ha llegado a la costas de Bareim y Qatar no representa más que una docena de barriles. Es fácil imaginar, al ver las inmensas manchas petrolíferas a la deriva, de un color negro brillante, los daños que podrían ocasionar si llegasen a las instalaciones portuarias o industriales de los países del golfo, todos situados al borde del mar y que utilizan estas aguas incluso para el consumo humano. Por ello es un gran riesgo para las fábricas desalinizadoras, principal fuente de agua potable para la mayoría de las ciudades del golfo. En torno a estas fábricas y otras instalaciones costeras se han establecido medidas de seguridad en previsión de la llegada de la marea negra.

Tras el fracaso de la reunión de Kuwait, nadie en el golfo se atreve a predecir durante cuánto tiempo será necesario conservar estas medidas de precaución y vivir bajo la amenaza. Pero la creciente inquietud que reina desde hace dos semanas ha agudizado la conciencia sobre la contaminación del golfo, de por sí muy elevada, ya que sus aguas sólo se renuevan cada dos años y medio y están consideradas como las más contaminadas del mundo.

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