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Las consultas soviético-niponas ratifican la desconfianza entre Moscú y Tokio

La tercera serie de consultas oficiales soviético-japonesas, celebrada esta semana en Tokio, no ha permitido que los dos países acerquen sus puntos de vista sobre los principales puntos de desacuerdo que mantienen y ha servido para ratificar la nota que marca sus relaciones: la desconfianza.

Las dos jornadas de conversaciones, celebradas a nivel de viceministros, han tenido el exclusivo mérito -a juicio de los nipones- de mantener abierto el diálogo entre los dos vecinos, cuyas relaciones son malas desde hace muchísimo tiempo.Las dos delegaciones han podido realizar una nueva constatación de sus divergencias en dos puntos fundamentales: el contencioso territorial y los eventuales peligros que acechan a la región Asia-Pacífico. La primera de las diferencias descansa en la reivindicación japonesa de soberanía sobre cuatro islas ocupadas por los soviéticos en la segunda guerra mundial. Para Moscú, este asunto está cerrado y, en consecuencia, no tiene sentido discutir sobre él, mientras que para Tokio su resolución es previa a la firma de un tratado de paz y al establecimiento de relaciones "basadas en la confianza mutua".

La segunda divergencia es la diferente apreciación de las fuerzas y de los peligros que existen en el área de Asia oriental y el Pacífico. Japón recurre a su Constitución, que prohíbe al país hacer la guerra y mantener un verdadero Ejército para justificar su protección por el paraguas nuclear norteamericano. Desde 1972, los sucesivos Gobiernos nipones han suscrito el triple principio de no posesión, no fabricación y no introducción en el país de armas nucleares.

Estados Unidos, sin embargo, acucia a los japoneses para que asuman su cuota en la defensa del mundo libre frente a un incremento de la presencia y el poderío soviético en la región. Estas presiones, recibidas sin desagrado por el nuevo primer ministro nipón, Yastihiro Nakasone, hacen que se haya incrementado la desconfianza soviética con respecto a su vecino.

Japón, cogido entre dos fuegos, se encuentra en una posición incómoda. La sola idea de un incremento de los SS-20 soviéticos ya instalados en Asia impide dormir al Gobierno japonés. Los problemas de las relaciones soviético-niponas son un fiel reflejo de las tensiones de las relaciones soviético-norteamericanas, comentaba ayer el influyente Asahi Shimbun.

Las propuestas soviéticas de no utilizar sus armas atómicas contra Japón y de incrementar las relaciones económicas bilaterales han tenido una desdeñosa acogida en Tokio.

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