La Comédie Française, la herencia de Moliére
La compañía, con Josep Maria Flotats, ofrecerá en el Liceo tres únicas representaciones de 'Dom Juan'
La Comédie Françoise, que actuará en el Liceo de Barcelona los (tías 22 y 23 de abril, es una institución de significado histórico en el contexto de la escena francesa. Desde sus inicios un lejano 21 de octubre de 1680-, que entroncan con la época de Moliére, hasta la actualidad, en que la Administración socialista francesa ha iniciado los primeros pasos para su reforma, la Comédie ha acusado a veces un cierto desfase en relación con el resto del panorama teatral francés. Otras veces, en cambio, ha sabido incorporar elementos renovadores procedentes de otras escuelas teatrales.
Sobre el papel, la Comédie Française es el elemento principal de la estructura teatral francesa. Creada por Real Decreto el 2,1 de octubre de 1680, como resultado de la Fusión de la compañía del Hotel de Borgoña y la de los Cómicos del Rey, es decir, de los restos de la de Moliére, muerto siete años antes, la Comédie es el teatro público más antiguo del mundo y una de las instituciones culturales de mayor prestigio dentro y fuera del mundo francófono.Ahora bien, pese a su primacía burocrática y presupuestaria, pese a su bien arraigado prestigio internacional, la Comédie se ha encontrado, en diversos momentos de su historia, al margen de la realidad teatral más viva, más creativa de Francia. Desde hace algunos años, el teatro viene inventándose en Francia desde la descentralización, bien sea desde los escenarios regionales o desde los del cinturón que rodea París, pero no desde el propio París.
En tal sentido, como organismo creativo, innovador, es evidente que la Comédie no juega, por el momento, un papel semejante al que pueda desempeñar el Théâtre National Populaire, de Villeurbanne; el Théâtre de Gennevilliers, el Théâtre du Soleil o el Théâtre de la Criée, de Marsella.
Es cierto que los últimos administradores de la Comédie han realizado un esfuerzo por renovar la institución. Maurice Escande (administrador general desde 1960 a 1970), Pierre Dux (administrador general desde 1970 a 1979) y Jacques Toja (administrador general desde 1979 hasta el 31 de julio de este año), han renovado el repertorio, alargado la programación, promocionado a algunos jóvenes directores de la casa -el mejor de los cuales ha sido, sin duda, Jean-Paul Roussillon- e invitado a otros procedentes de diversos teatros. En el caso de Toja, se ha dado incluso entrada en la casa e intérpretes de gran calidad, formados precisamente en los escenarios de la descentralización, como ocurre con el actor catalán Josep María Flotats, que procede de la escuela del Théâtre National de Strasbourg.
Con la llegada de los socialistas al poder parecía que la reforma, una reforma a fondo de la Comédie, empezando por sus estatutos -otorgados por el célebre decreto de Moscú, firmado por Napoleón en 1812-, iba a llevarse, por fin, a cabo, lo cual permitiría situar en la realidad a la Casa de Moliére en el lugar que, sobre el papel, le corresponde dentro de la estructura teatral francesa. El 21 de julio del pasado año se hacía público el nombramiento del nuevo administrador general: Jean-Pierre Vincent, a la sazón director del Théâtre National de Strasbourg. Pero, en cuanto a la reforma, tanto el ministro Lang, desde París, como su director general de Teatro, Robert Abirached, desde Aviñón, declaraban que "ya veremos", que "por el momento, no se trata de una cuestión urgente".
Vincent, por su parte, afirmaba que su propósito era administrar depuis le plateau, desde el escenario, y no desde un despacho de administrador general. Lo que no decía Vincent es cómo podría administrar desde el escenario sin que antes se llevase a cabo una reforma de los estatutos de los cómicos del Français.
Así, pues, la Comédie Française que nos visitará en el Liceo los próximos 22 y 23 de abril, sigue siendo, en parte, un misterio. ¿Conseguirá Vincent administrarla desde el escenario? ¿En qué medida su gestión propiciará una reforma del Français? ¿Bastarán los seis años de mandato -tres más que los habituales- concedidos a Vincent? ¿En qué medida influirá la crisis económica en los presupuestos de la Comédie, imposibilitando su reforma, por tímida que sea, y su propia administración? Por el momento, Lang ya la ha privado de una de sus salas, el viejo Odéon, que, de pertenecer a la Comédie con el nombre de Théâtre de France, ha pasado a manos de Giorgio Strehler con el, más napoleónico, de Théâtre de l'Europe.
Lo que no es ningún misterio, y así podrá comprobarlo el público barcelonés que acuda al Liceo, es que con reforma o sin ella; tanto si disfruta o no disfruta de la simpatía de ciertos políticos -en tal sentido, la antipatía de Lang por la Comédie es notoria-; tanto si acierta o no con sus administradores, la Casa de Moliére sigue albergando a unos extraordinarios profesionales.
Sobre 'Dom Juan'
Dom Juan pertenece a la producción de los denominados años difíciles, de 1664 a 1667, de su autor. Años dificiles por los problemas que los devotos causan a Moliére: a finales del año 1664, Tartuffe es prohibido por la censura. Al año siguiente le toca el turno a Dom Juan, que no pasa -también por la censura- de la representación número quince. Pese a que su autor la califica de comedia, el Dom Juan de Mofiére es una tragedia, uno de sus textos más profundos, como su obra maldita.La obra fue representada por primera vez en París en el Palais Royal, por la compañía de Monsieur, hermano único del rey, el domingo 15 de febrero de 1665. Pero la Comédie Française constituida como tal no la volvería a representar hasta el 15 de enero de 1847. El montaje que se ofrecerá en el Liceo es'de Jean-Lue Boutté, socio de la Comédie, fue estrenado en mayo de 1979, con Francis Huster en el papel de Don Juan. François Chaumette es Dom Luis, Catherine Salviat es Mathurine, Catherine Ferran es Elvire, Gérard Giroudon es Pierrot, Yves Gasc es Monsieur Dimanche, Christine Murillo es Charlotte, Richard Fontana es Dom Alonse, Marco-Béhar es La Rarnée, Raymond Acquaviva es Gusman, Joél Demarty es Dom Carlos y el papel del mendigo se lo reserva Boutté. Josep María Flotats interpreta el rôle-titre, el personaje de Don Juan.
MontajeEl montaje de Boutté es muy limpio en relación con la manera habitual de montar a Moliére en la Comédie. Su Dom Juan es un personaje existencialista, carnusiano, antes que el ateo blasfemador de Moliére. En cierto sentido es un alivio, pues hoy resulta trabajoso imaginarse a ese personaje inquietando a los devotos de nuestros días, a los Nicole y los Bossuet de turno, condenadores del teatro y la novela. Aunque, claro, Boutté, tal vez no se ha planteado el posible paréntesis entre la situación en que se encontraban los grandes dramaturgos franceses del siglo XVII, dramaturgos cristianos, y en la que se encuentran los escritores de izquierda que desde hace cien años intentan definirse frente al pensamiento marxista. Moli¿re, frente a los devotos de su época -cada época tiene sus devotos, sus comisarios-, respondió colocando a un blasfemo sobre el escenario. Y Planchon supo aprovechar ese Dom Juan disidente, radical -"¿Hay que poner la vida, la propia vida, al servicio del Estado, de la religión, de la Iglesia?", parece preguntarse Moliére-, y se sacó de la manga uno de los montajes más clarificadores de la obra, junto con el de Vitez. Boutté no va tan lejos. Pero su trabajo es muy digno, aunque creo que algo blando.
El montaje tuvo en París una buena crítica -y también algún palo notorio, como el de Dumur en Le Nouvel Observateur- y aún mejor fue la acogida tributada por el público y los papeles a Flotats y a Kerbrat (Sganarelle). Veremos lo que ocurre aquí. Y para terminar un detalle importante y muy satisfactorio: el texto de Moliére se da íntegro.
Babelia
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