_
_
_
_
Tribuna:RUMANÍA: EL SOCIALISMO DESARROLLADO SE ALEJA / y 2
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Una escena política dominada por los Ceaucescu

El 20 de marzo, en un programa de televisión, un amplio coro de niños pioneros entonaba un cántico en honor de Rumanía y de su líder Nicolae Ceaucescu. El recital terminó con sendas poesías dedicadas al conducator del país y a su esposa Elena, que ocupa el segundo lugar en la jerarquía del régimen y que mantiene un riguroso control sobre el mundo de la cultura y en la organización del partido.El culto a la personalidad es una constante en la vida política rumana, aunque es necesario admitir un sentimiento favorable de la población hacia Ceaucescu, reconocido por los propios occidentales que viven en Rumanía. Este sentimiento procede del liecho de que no haya tropas extranjeras -soviéticas- en el territorio nacional y de que el Gobierno haya adoptado determinadas medidas prácticas de alejamiento del Pacto de Varsovia, tales como la escasa concurrencia a las maniobras militares conjuntas.

Más información
Los últimos mohicanos de Sefarad

Sin embargo, la presión política se ha acentuado en los últimos meses, coincidiendo con el empeoramiento de la crisis económica.

El descontento popular se manifiestan tímidamente en las largas y lentas colas. Las explosiones de ira social contra las autoridades -como el asesinato el año pasado de un dirigente comunista en Gheorghiu- se convierten en rumores, a consecuencia del silencio oficial. De esta manera, el dirigente sindical Georghe Alboiu declaró que, en 1977 y 1981, no se "produjeron huelgas obreras, sino ciertos problemas originados por una falta de discusión".

Rumania no es Polonia, porque la presión policial siempre fue mayor en el país balcánico y hay un estricto control social. Las posibilidades de organizar una oposición resultan casi nulas. Es lo que ocurrió con el Sindicato Libre de Trabajadores Rumanos (SLOMR) -la Solidaridad rumana- Alboiu tuvo que corregir la primera respuesta sobre el tema, cuando dijo que "eso no existe". Ante la insistencia, contestó: "Bueno, los obreros rumanos no saben nada del SLOMR".

El control sobre el partido

Tanto el Partido Comunista Rumano (PCR) como los sindicatos están firmemente sujetos por el poder de Ceaucescu. Lo que se denomina rotación de cuadros en el seno del PCR obedece -según Fejes Gyula, miembro del comité central del PCR- "a los aspectos específicos de nuestra sociedad. Somos un país en desarrollo, con un partido único que necesita perfeccionar a sus cuadros. La rotación aumenta la experiencia polítíca y social".Hay una negativa absoluta, por parte de Gyula, a identificar rotación de cuadros con depuración. Pero en el mismo sistema está impresa la arbitrariedad, porque el cambio de puesto se establece analizando cada caso concreto y no hay norma legal que establezca el porqué, cómo y cuándo debe llevarse a cabo la rotación.

Tal vez haya dos temas especialmente tabúes en la política rumana: el faccionalismo en el partido y el poder de la familia Ceaucescu. Desde Gyulas hasta el ex embajador rumano ante la CSCE Valentín Lipati, pasando por periodistas oficiales, hay un reconocimiento de que "en el partido no hay tendencias".

Sin embargo, el misterioso tema de un posible compló militar el pasado mes de enero -desmentido rotundamente en Bucarest y acogido con escepticismo en medios. occidentales- puso sobre el tapete el tema de las facciones en el seno del PCR. Lipati fue categórico al declarar que en Rumania "no hay un clan de los militares que juegue un papel político, ni siquiera como corrector. Mucho menos se puede hablar de bonapartismo".

Para diplomáticos y periodistas del Oeste no cabe la menor duda de que existe un grupo prosoviético, favorecido con la llegada de Yuri Andropov al poder. El líder soviético no tiene muchas simpatías por el sistema rumano. Una fuente diplomática occidental comentó que desde la reunión de Praga, en enero pasado, en que Bucarest mantuvo un tono de crítica; la URSS y sus aliados no ocultaron su desconfianza para con Ceaucescu.

El líder rumano tiene, a ambos lados, dos fuerzas que podrían ocasionarle problemas en el futuro: el Ejército y el aparato del partido. El primero tiene el ejemplo de Jaruzelski, en caso de que la situación económica en Rumanía se volviese catastrófica, y el segundo podría inquietarse si se hicieran reformas profundas.

Para nadie pasó desapercibido el hecho de que Ceaucescu se dirigiera, a principios del pasado mes de marzo, a todos los mandos militares del país -por primera vez en muchos años- para alertarles de que es necesaria la politización conforme al esquema ideológico del partido. Por el contrario, en la Conferencia Nacional del PCR, unas semanas antes, explicó claramente a los cuadros que "el Estado está por encima del partido". El Estado lo encarna el tovarul Nicolae Ceaucescu, cuyos discursos ocupan lugar preferente en las librerías. Le sigue su esposa, y se puede encontrar todo un rastro familiar en altos puestos del poder. Ante este tema, el de un nepotismo evidente, el silencio y las evasivas es la respuesta habitual.

Los contactos con los occidentales están limitados y, naturalmente vigilados. A finales del pasado año se promulgó una ley de seguridad del Estado que establece obstáculos para que funcionarios de la Administración rumana puedan filtrar noticias -no secretos de Estado- a sus colegas occidentales.

Pero es el tema de las tasas de emigración el que ha provocado recientemente mayor escándalo, con la sanción norteamericana de retirar a Rumanía la claúsula de nación favorecida. La medida, según versiones no oficiales, emanó directamente de Ceaucescu.

Según la nueva legislación, cada ciudadano que desee emigrar de Rumanía deberá pagar en divisas occidentales el coste de su educación media y superior. La declaración oficial en el Ministerio de Asuntos Exteriores es que se trata de un "asunto interno" y que el tema del pago en divisas no es problema "porque los ciudadanos pueden tener cuentas corrientes en el banco Exterior".

Las tasas de emigración para un doctor en Medicina o un ingeniero oscilan entre 17.000 y 20.000 dólares -cifras no oficiales-. Con sueldos entre 2.000 y 3.000 leis mensuales (un leís equivale a unas 11 pesetas y un dólar a unos 12 leis) y pudiendo cambiar en el mercado negro, descontando cierta cantidad para manuntención, un rumano tardaría 21 años en conseguir los dólares requeridos, y naturalmente se le pediría explicación de esas divisas, porque las cuentas del banco Exterior sólo están abiertas para quienes consiguen ingresos trabajando en el extranjero con permiso oficial (obreros en países árabes, por ejemplo). ¿Cómo justificar los dólares cuando no has emigrado, porque es eso precisamente lo que deseas?.

El 'niño travieso' del Pacto

La política internacional, con relativa independencia de los dictados de Moscú, es la gran baza que juega Ceaucescu. La fama rumana de niño travieso del Pacto de Varsovia tiene bastante justificación, aunque se haya atemperado ante el tema polaco y afgano."Ocurra lo que ocurra en la inmediata escena internacional, Rumanía mantendrá sus gastos militares congelados hasta 1986", declaró Lipati, "y es impensable que el tema provoque algún tipo de represalia de parte de nuestros aliados".

Al margen de la falta de espontaneidad de las manifestaciones que organiza el poder en pro del desarme, el hecho cierto es que la sociedad ve con buenos ojos la congelación de gastos militares.

Este papel de niño travieso no es del agrado de los nuevos dirigentes de Moscú, según algunas versiones, corroboradas en cierta manera por el recelo de los medios rumanos consultados. Es lógica la inquietud del Kremlin ante la posibilidad de una repetición del fenómeno polaco, producto de la deficiencia económica y la, a veces, arbitraria gestión política.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_