Graves repercusiones de las restricciones marroquíes en la flota pesquera canaria

La decisión unilateral de Marruecos de implantar una nueva zona de seguridad de 222 millas en las costas del Sáhara, que supone la prohibición de pescar hasta 12 millas del litoral, ha afectado de manera especial a la flota pesquera de Canarias. Este golpe al sector y las limitaciones en el tráfico aéreo entre Canarias y la Península han sido analizados duramente por los medios informativos locales, si bien no parecen, en principio, relacionados entre sí. "Dos disgustos nos ha dado Marruecos en dos días", señalaba ayer en un editorial el periódico Jornada, de Tenerife.

El secretario general de Pesca, Miguel Oliver, que se encuentra en Canarias, ha declarado que es incomprensible la actitud de Marruecos tras la Visita de Felipe González a Rabat, y la ha calificado de chocante, reconociendo que Canarias es la principal región afectada. Los barcos artesanales canarios que faenaban en las aguas ahora prohibidas a menos de tres y seis millas del litoral, en base a la situación vigente hasta ahora, han tenido que regresar a puerto.

La flota arrastrera permanece en el banco conocido tradicionalmente como canario-sahariano, pero ha tenido que retirarse fuera de las 12 millas impuestas, viendo reducida su actividad en un 70%. Por su parte, los pescadores sardineros de Lanzarote, que han decidido, a la vista de los hechos, no renovar el canon de pesca correspondiente a la prórroga del acuerdo hispano-marroquí para este segundo trimestre del año, han anunciado que de persistir la medida de Marruecos, la isla sufrirá un caos, al verse obligados a amarrar sus barcos, de cuyo rendimiento depende la mayor parte de la economía local.

Las restricciones impuestas por Marruecos a España sustraen virtualmente todo el banco sahariano a la actividad de los pesqueros españoles, y han causado el amarre de la mayor parte de la flota de cefalópodos de Canarias, de la misma manera que con anterioridad se vio obligada a amarrar la flota sardinera.