El defensor de Antonio Tejero insiste en que deben aplicarse las eximentes de obediencia debida y de estado de necesidad
Una exaltación de la disciplina y de la obediencia debida, un análisis de la situación de España a través de diversas memorias de la Fiscalía, más un ataque directo, contundente y reiterativo a los medios de información -"demasiado se ha escrito ya sobre el 23-F"- y una alusión al "impulso regio" fueron los pilares fundamentales en torno a los cuales giró la intervención del letrado Angel López Montero, defensor del teniente coronel Antonio Tejero Molina, en la sesión de ayer de la vista del recurso de casación de la sentencia dictada por el Consejo Supremo de Justicia Militar sobre la intentona golpista.En la sala de plenos del Tribunal Supremo se esperaba con cierta expectación la intervención del letrado Ángel López Montero, defensor de Tejero Molina. Este letrado, considerado como un profesional de dilatada experiencia asumió la defensa del teniente coronel Tejero Molina desde el pri mer momento del procedimiento judicial, llegando incluso a hacerlo mas allá de los limites estricta mentes judiciales, ya que con ocasión de las últimas elecciones legislativas fue promotor del partido Solidaridad Española, cuyo presidente era el propio procesado.
La intervención de López Mon tero llegó ayer hacia la tiña del me diodía, después de un corto receso, en medio de un estricto silencio y mientras la esposa y los hijos del teniente coronel de la Guardia Civil ocupaban los primeros bancos de la sala, los más cercanos a la puerta. Muy cerca estaban también sentados el ultra Mariano Sánchez Covisa y el teniente José Núñez Ruano.
Los estudiantes de arte dramático
La intervención del letrado estuvo intercalada por numerosos elogios dirigidos a la administración de justicia y a los miembros del Tribunal Supremo. Llegó el letrado incluso a asegurar que las sentencias del alto organismo eran leídas por los alumnos de arte dramático en una de las pruebas más decisivas de su carrera profesional. Pero no fue el único elogio a la administración de justicia y a la labor del Supremo, ya, que mientras aseguraba que "todo el mundo había enjuiciado el 23-F, incluso desde el poder legislativo y'el ejecutivo", recalcaba, sin embargo, que la Administración de justicia se había mantenido al margen de la polémica.
"Se asegura que cuando la política entra por la puerta la justicia sale por la ventana, pero no es éste el caso de esta sala, ya que por la puerta únicamente entra el público", aseguró en otro de los mornentos el letrado, al rechazar la afirmaciones realizadas por el fiscal en la sesión anterior asegurando que tras aquel recurso judicial había un contenido político.
Pero por encima de todas estas alusiones a la justicia, a los magistrados y al Supremo, permanentemente planeó sobre la sala, y a través de nueve motivos de casación de la sentencia, una exaltación de la obediencia debida que había sido cumplida por el procesado con verdadera disciplina y que fundamenta, según el letrado, la aplicación de la eximente.
Aseguró el abogado que Tejero Molina cumplió el 23-F en el Congreso las órdenes "sin mirar si eran lícitas o ilícitas", pensando que emanaban del capitán general Milans del Bosch y del propio Rey, y sin posibilidad alguna de poderlo confirmar personalmente. Añadió que a Antonio Tejero Molina se le había dado la orden de entrar en el Congreso, y eso hizo. "Aquí no ha habido vencedores ni vencidos. Aquí no ha habido rebelión. Aquí lo único que ha habido son unas órdenes de entrada y de salida", señaló el abogado en otro momento de su intervención, minimizando la entrada en el Congreso.
Las atenuantes de estado de necesidad social y los móviles patrióticos fueron también esgrimidos por el defensor de Tejero Molina con la lectura de diversos párrafos de las memorias de las fiscalías de de Vitoria y de San Sebastián.
Leyó textos apocalípticos en los que se, hablaba de calles vacías, de temor de los ciudadanos a abrir las puertas, de la desconfianza hacia la administración de justicia, de comunidades españolas que eran tratadas como viles extranjeros, de las ofensivas terroristas y de ese incremento de la delincuencia cifrado en un 85,59%, según la memoria del fiscal general del Estado de septiembre de 1979.
En este contexto dibujado por el abojado López Montero se produjo ese intento de "reconducción" -un eufemismo que fue reiteradamente utilizado en la sala ayer por la mañana- y gon el que se intentaba "volver al Estado de derecho". Este estado de necesidad, junto con el amor patrio, fueron los motivos que justifitaron la acción de Tejero, según su letrado defensor, y que debieran de fundamentar la aplicación de la atenuante en la pena dictada por el Código de Justicia Militar.
Los secretos de la historia
Habló López Montero de los "secretos de Estado" que no permitían tener un conocimiento verdadero de los hechos y que provocaban una disociación entre el juicio histórico y el legal. Entre líneay, desde los primeros bancos del público se empezó a palpar la teoría del "impulso regio", según la cual la acción del 23-F fue realizada por orden del Rey y a través del general de división Alfonso Armada. Así, sin estridencias, sólo con alusiones, se volvió a pintar sin espray, pero con trazo firme, el eslogan de "El Rey lo sabía".
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