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MASIVO CONTROL POLICIAL EN UNA ZONA DE MADRID

El registro no alteró la vida habitual del barrio

El registro policial de las viviendas no alteró la habitual actividad del barrio de El Pilar. Algunos vecinos jugaban su habitual partida de dominó en los bares, mientras los encargados de los establecimientos más próximos a la comisaría hacían su agosto con los agentes que se turnaban para tomar un tentempié.El rastreo policial constituyó la comidilla de la barriada. Las mujeres con la bolsa de la compra en la mano se juntaban en grupos para comentar como había sido el registro de sus viviendas. "Yo al del secuestro le conocía de haberlo visto en la TV, pero a los de las fotos (refiriéndose a los presuntos terroristas buscados) para nada", "A mí me han visto cara de buena porque no han pasado de la puerta", y otra le contestaba, "claro, como que has salido con las dos criaturitas y así a ver como vas a parecer sospechosa". "Pues yo se lo he enseñado todo", decía otra.

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Algunos vecinos consideraban timbre de honor no haber sido registrados: "Huy no, aquí no, aquí solo vive gente buena y humilde". Se dio también el caso, según informó la policía, de algunas señoras que por encontrarse solas en casa se negaron inicialmente a abrir la puerta, ante el temor de que todo fuera una treta de delincuentes para entrar en su domicilio. La intervención del portero de la finca conseguía que abrieran la puerta, al garantizar que se trataba de la Policía. Otros, muy excepcionalmente, se negaron a que su casa fuera registrada y exigieron un mandato judicial, aunque después de pedirlo se arrepentían y permitían a la Policía que registrara la vivíenda. "La gente en general reacciona bien y colabora", manifestó un inspector.

Al preguntar a uno de los agentes si la información de los porteros les estaba siendo útil, un policía replicó ofendido: "La información es nuestra, no de los porteros, además aquí no hay porteros, esto no es la Castellana", aunque esto resultó infundado, ya que la mayoría de las viviendas de ese área sí lo tienen.

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