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Resultados políticos y gaseosos

Movido aterrizaje a mediodía de ayer en Barajas del avión DC-8 de la Fuerza Aérea abordo del cual regresaba la delegación española que encabezada por el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, ha visitado oficialmente Argelia los pasados días 22, 23 y 24. Entrada por la puerta del hangar del vicepresidente y su secretario general. Obsequio de media hora de intemperie para el resto del sé quito -ministros, secretarios de Estado, directores generales- y para los periodistas. Un ceremonial casi exacto al de la salida para Argel.El titular de Industria y Energía, Carlos Solchaga, opta sabiamente por guarecerse del relente dentro del automóvil que ha acudido a recogerle mientras espera la descarga de las maletas. La sala del escuadrón se mantiene celosamente clausurada bajo la vigilancia de un insólito conserje de los de "yo cumplo órdenes". Solo a doscientos metros el pabellón de honor embanderado aparece dispuesto para honrar la despedida del secretario de Defensa de los Estados Unidos de América, Caspar Weinberger, una vez repuesto de la cena socio-periodística del INCI. En Barajas ayer, a cada uno, lo, suyo. La conferencia de prensa del vicepresidente del Gobierno en Argel, antes de subir, al avión se hizo en unas condiciones de grave precariedad acústica, por la radical economía de decibelios que practica Alfonso Guerra.

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La percepción sonora venía dificultada además por la pérdida de distancia con el agente emisor que acostumbran los periodistas radiofónicos siempre propensos a llegar al cuerpo a cuerpo y nunca satisfechos mientras el protagonista informativo no ha ingerido físicamente la alcachofa de su micrófono con las siglas de la radio incorporadas a ser posible.

Los anfitriones argelinos mantuvieron un hermetismo con la prensa española que está en línea con las tradiciones sólidamente instauradas en aquel país para acontecimientos de este tipo. Luego, a diez mil metros de altura, el vicepresidente Guerra reiteraba sus impresiones de que Argelia y Marruecos avanzan hacia un entendimiento donde se incluye la solución del problema del Sahara occidental mediante una fórmula que no humille a ninguna de las partes.

Del comunicado conjunto hay que retener la persistencia de algunos temas económicos, cómo el de la construcción del gasoducto, y de otros políticos como Oriente Medio, Africa Asutral, Zimbawe, el Sahara y el diálogo Norte-Sur, presentes en el antecedente emitido con ocasión de la visita del presidente Suárez el 1 de mayo de 1.979. Ahora se añadió el Líbano. Llama la atención que no figure, frente al texto de 1.979, el nombre de Israel ni el del Frente Polisario. Tampoco aparece mención alguna a la OLP al al Magreb pese a las frecuencia con fa que los argelinos emplearon cae ese término en sus conversaciones. En cuanto al Sahara, los observadores subrayan que en 1.979 las referencias a esta cuestión ocupaban 40 líneas, casi un, tercio de la extensión total de aquel comunicado, mientras ahora todo ha quedado en un párrafo de 8 líneas que no pasa de un pronunciamiento en favor de una solución "mediante el ejercicio del pueblo saharaui del derecho de autodeterminación".

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